El gobernador Axel Kicillof difundió este 1° de noviembre una carta pública dirigida al presidente Javier Milei, donde mezcla diagnóstico económico, advertencias políticas y un reclamo directo: que el Gobierno nacional deje de excluir a la Provincia de Buenos Aires y cumpla con sus obligaciones.
Kicillof, que fue marginado del diálogo político que convocó Milei con otros gobernadores, reconoce el triunfo electoral del oficialismo, pero sostiene que “las calamidades” del modelo económico continúan y que jubilados, trabajadores, comerciantes e industriales siguen golpeados por “una recesión feroz” y caída del consumo.
En sus párrafos más duros, advierte que el cambio de tono presidencial “no alcanza” y que el plan económico “fracasó”.
El bloque más político: Trump, Bennet y la “pérdida de soberanía”
En uno de los pasajes más duros, el gobernador afirma que Donald Trump tuvo un “rol inédito” en la política nacional y califica de “vergonzosas” sus declaraciones durante la campaña. También apunta contra la intervención en Argentina del asesor Barry Bennet. Según la carta, ese apoyo pudo haber calmado mercados, pero “al precio de una pérdida de soberanía y dignidad nacional”.
Kicillof además marca que el respaldo extranjero no reemplaza el respaldo popular y que, sumados los que no votaron al oficialismo y los que no fueron a votar, existe “una mayoría social que no lo está aplaudiendo”.
Reclamo por los fondos: “Nos deben más de doce millones de millones”
El gobernador vuelve sobre un eje que ya venía planteando: la situación fiscal bonaerense. Asegura que el Gobierno nacional eliminó fondos clave —entre ellos Seguridad, Incentivo Docente y Jubilados—, paralizó obras y viviendas, y que la deuda acumulada supera los “doce millones de millones de pesos”. Plantea que el superávit nacional se construyó “sobre la quita ilegal de fondos a las provincias” y describe a Buenos Aires como la que más aporta y la que menos recibe.
También recuerda que las provincias excluidas de la última convocatoria presidencial representan más del 40% de la población. Califica esa decisión como “antidemocrática” y contraria al federalismo.
Hacia el cierre, Kicillof asegura que está dispuesto a reunirse para coordinar políticas públicas, pero sin ceder en la defensa de la provincia ni acompañar reformas que —según advierte— “quiten derechos, destruyan la producción o ahoguen a una sociedad golpeada”.
Repite que la situación social es crítica, que los municipios sostienen lo que Nación abandonó, y concluye con un mensaje directo: “Presidente Milei: los argentinos la están pasando mal. (…) Su política económica está destruyendo el tejido social y productivo”. Le pide “escuchar, corregir y dialogar”, no con los mercados sino con “los trabajadores, los empresarios y los gobernadores”.

                                    