Un escándalo de magnitud se ha generado en Chile alrededor del ex árbitro argentino Javier Castrilli que desde finales de 2021 era presidente de la comisión de arbitraje de la federación chilena de fútbol y que hoy fue expulsado de su cargo tras no aceptar una suspención en el mismo.
El hombre que cobró relevancia en nuestro fútbol por su férrea forma de llevar los partidos quedó envuelto en una dura controversia que terminó con su despido del cargo luego de que el propio Castrilli haya tomado la postura apartar a 11 árbitros profesionales por amenazar con un paro gremial.
Si a este conflicto arbitral le faltaba algo era la declaración de un árbitro que admitió sentir presiones para luego revelar que le afirmaron que habían llamado de la capital de Chile para que cobre un penal. El juez en cuestión es Francisco Gilabert y en las últimas horas había sido cuestionado por un dudoso penas en el partido entre Huachipato y Copiacó. Tras las declaraciones del colegiado la decisión primera fue suspender a Castrilli en su cargo, pero el “Sheriff” se negó a aceptar por lo cual la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP), encabezada por el presidente Pablo Milad decidió removerlo del cargo.
Castrilli había ingresado al mundo del fútbol chileno con mano dura corriendo a tres árbitros de su cargo lo cual le generó un fuerte cuestionamiento que intentó repeler echando a más colegiados para evitar un levantamiento en su contra. Es más, el repudio en Chile tiene que ver con una lectura que lleve a pensar que el Sheriff llevó adelante una apresurada promoción de árbitros jóvenes que, para un sector importante, no ha funcionado como se pensaba.
“Ese cambio requiere que uno tome decisiones dolorosas y que genera resistencia. Se tomó en base de sus antecedentes, de si hace dos años que no dan una prueba física, si incursionaron en Primera División y fueron dados de baja, o si no llegarán a ser árbitros internacionales. O también, de actuaciones deficientes. Dar un gol con cuatro metros de adelanto, siendo asistente, es un error garrafal. En el fútbol profesional no podemos permitir eso”, señaló en su arribo que llegó de la mano de 11 expulsiones más que se las dio a “Arbitros que no tienen proyección, que están obesos o que se quivocan gravemente”.