A poco de dos meses del homicidio de Pablo Mieres ocurrido en La Plata fue detenido el segundo sospechoso de haber participado directamente en el crimen, luego de un allanamiento efectuado por detectives de la DDI local, informaron fuentes judiciales.
Se trata de un hombre de 35 años, el que ya había sido identificado y ahora fue atrapado en 117 entre 90 y 91, y ahora quedó a disposición del fiscal Gonzalo Petit Bosnic, titular de la UFI N° 3 de La Plata, tras el aval del juez de Garantías Eduardo Silva Pelossi, y se suma al otro imputado, Nicolás Arévalo, de 39 años.
En la primera semana de agosto había sido aprehendido un joven de 26 años en calle 120 entre 603 y 604 por tener en su domicilio uno de los dos celulares de Mieres.
El crimen se produjo durante la madrugada del 17 de junio en la calle 115 entre 46 y 47. Las cámaras de seguridad aportaron imágenes clave: el ingreso al domicilio de la víctima de dos individuos, uno de los cuales ya había sido detenido.
Este registro visual fue fundamental para reconstruir los movimientos previos y posteriores al hecho. El acceso a la vivienda no presentó signos de violencia, lo que refuerza la hipótesis de que la víctima conocía a su agresor o esperaba la visita.
Además, vecinos del barrio relataron haber escuchado gritos de auxilio y observaron a dos hombres huyendo con pertenencias de la casa. Sus testimonios fueron corroborados por los registros de las cámaras, que captaron la fuga tras el asesinato.
La investigación sumó también declaraciones de taxistas que suelen circular por la zona y que afirmaron haber visto al primer acusado en las inmediaciones durante la noche del crimen.
Sabían que actuaron dos
La Fiscalía y la DDI avanzaron para identificar al segundo sospechoso, quien habría tenido una participación directa en el hecho.
Pedro Pablo Mieres, de 37 años, se desempeñaba como secretario de Asuntos Estudiantiles en la Facultad de Ciencias Exactas (FCE) de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y también trabajaba en el Hospital San Martín. Su rol en la vida universitaria y sanitaria de la ciudad amplificó el impacto social del crimen.
El cuerpo de Mieres fue hallado en su vivienda de la calle 115, desnudo, atado de pies y manos con cordones de zapatillas, con signos de haber sido golpeado en el rostro y un trapo colocado en la boca.
La autopsia reveló que falleció por asfixia por estrangulamiento, con un surco visible en el cuello. El elemento utilizado habría sido una prenda de vestir, posiblemente la manga de un buzo.
Las primeras pericias permitieron detectar el faltante de un celular marca OPPO, una guitarra criolla con funda negra, una mochila, una billetera, tarjetas bancarias, un televisor Smart TV de 32 pulgadas, un piano tipo órgano de 60 teclas y un juego de llaves.
La puerta de entrada estaba semiabierta, con la llave colocada en la cerradura, y en el interior de la vivienda se encontró ropa desordenada sobre el piso. La Policía Científica levantó rastros papilares que fueron cotejados mediante el sistema AFIS, mientras que el análisis de cámaras de seguridad permitió trazar los últimos movimientos de la víctima.
Los detalles del caso
Mieres había llegado a su domicilio a las 23:13 del 16 de junio, luego de regresar en una moto de aplicación de viajes desde un cumpleaños en la zona de calle 126, entre 531 y 532. Minutos después, se lo observó caminando hacia la terminal de trenes, donde mantuvo una breve conversación con un individuo identificado por testigos como “NN Nico”.
La víctima regresó sola a su casa, pero poco más tarde, NN Nico fue captado nuevamente por una cámara, esta vez acompañado por otro hombre. Juntos caminaron hacia el domicilio de Mieres. A las 1:50 del 17 de junio, se escuchó un grito, y luego los dos sujetos se retiraron, uno de ellos cargando objetos envueltos que ocultó momentáneamente en el paso a nivel de calles 44, 1 y 115.
Con el correr de los días y nuevos testimonios, se logró establecer que NN Nico era Nicolás Damián Arévalo, de 39 años, en situación de calle. Su arresto se concretó en calles Montevideo entre 12 y 13, en Berisso, donde se le secuestraron prendas de vestir y un cuchillo.
Según confirmaron fuentes del caso, el ahora imputado tenía el mismo buzo que llevaba puesto la persona captada en las filmaciones de aquella noche. Se sospecha que el crimen se produjo en el contexto de un encuentro pactado y consensuado, que luego derivó en el asesinato y robo de pertenencias personales.