En el marco del juicio oral que tiene como acusado al exjugador de la Primera División de Estudiantes de La Plata, Diego García, acusado de abuso sexual agravado en perjuicio de una entonces deportista del mismo club, brindó ayer su versión de los hechos y escuchó que la fiscalía pidió 8 años de prisión, mientras que los querellantes, la pena de 10 años.

En ambos pedidos de sentencia, ambas partes solicitaron la prisión inmediata, y todo se resolverá el próximo 25 de noviembre cuando a las 12 del mediodía, en el Tribunal Oral Criminal N° 5 de La Plata, el magistrado Ezequiel Medrano dé el veredicto.
García ya regresó a Uruguay, ya que actualmente juega en Peñarol, pero deberá volver en menos de tres semanas para escuchar la sentencia en su contra o la absolución, medida que solicitó la defensa, basado en el principio de la duda.
El hecho fue denunciado en febrero de 2021, cuando el deportista se desempeñaba como jugador de Estudiantes de La Plata, y la víctima formaba parte del equipo de hockey de la misma institución y ambos participaron de una fiesta en una casaquinta en El Rodeo.
Durante las audiencias declararon la joven denunciante, distintos peritos y deportistas que participaron de la fiesta donde, según la acusación, se produjo el ataque sexual.
Una vida devastada
La víctima, representada por su abogado Marcelo Peña, reiteró su pedido de “justicia y una condena efectiva”. El letrado sintió este miércoles al escuchar a García que no se dio cuenta de lo sucedido.
“Manifestó su agradecimiento a los clubes de fútbol que lo dejaron integrar sus equipos y no mostró ningún signo de arrepentimiento”, indicó Peña.
El letrado dio detalles de las consecuencias emocionales que dejó el ataque sexual a la víctima: “de ser una joven líder, deportista, con muchos proyectos, pasó a no tener ganas de nada, a renunciar a su trabajo e irse a vivir a Buenos Aires”.
El delito de abuso sexual con acceso carnal prevé una pena de entre 6 y 15 años de prisión. De ser hallado culpable, el acusado podría quedar detenido inmediatamente tras la lectura de la sentencia, aunque también existe la posibilidad de que, si el fallo es apelado, continúe en libertad hasta que la condena quede firme.

