Encerrado en su celda de la Unidad Penal Nº40 de Lomas de Zamora, el exfutbolista Junior Benítez decidió hablar por primera vez desde que quedó detenido. Lo hizo a través de una carta manuscrita, escrita el 3 de noviembre, donde asegura que carga con una condena social injusta y que jamás tuvo intención de dañar a su expareja, Anabelia Ayala.
“Elegí callar para entender lo que me pasó”, escribió. Y agregó que ahora se anima a hablar “desde un lugar más consciente”, convencido de que fue colocado en el centro de una acusación “llena de versiones falsas y contradicciones”.
El mensaje apareció justo cuando se conocieron las pericias psicológicas ordenadas por la Justicia y mientras avanza la causa por la muerte de Ayala, un expediente que lo tiene otra vez en el banquillo. Según Benítez, su relación con la joven fue “emocionalmente turbulenta”, pero negó rotundamente haber ejercido violencia. “Siempre intenté ayudar y contener”, sostuvo.
El exjugador de Lanús y Boca afirmó además que desde hace meses realiza terapia por Zoom, un espacio donde —según él— pudo revisar una historia de pareja marcada por conflictos y sufrimiento. En ese marco, mencionó que Ayala le había contado episodios dolorosos de su infancia y que arrastraba “problemas emocionales” y antecedentes de intentos de suicidio.
La carta quedó trunca: faltó la segunda hoja. Pero antes de cortar, Benítez insistió en un punto que considera clave: “Ella nunca me denunció”.

Detienen a un ex futbolista de Boca por Violencia Familiar
Un pasado judicial que lo persigue
Benítez ya cumple una condena a cinco años de prisión por haber amenazado a la familia de Ayala tras la muerte de la joven, ocurrida a fines de 2023. Pero esa no es la única causa que enfrenta: el mes próximo deberá sentarse ante un tribunal por la imputación de instigación al suicidio en contexto de violencia de género. La querella va por más: reclama que el caso sea tratado como femicidio.
El abogado de la familia de Ayala, Rodrigo Tripolone, insiste en que las pruebas técnicas —pericias de voz, análisis de dispositivos electrónicos y mensajes recuperados— exhiben un patrón de control y hostigamiento que ubica a Benítez en un rol determinante en el trágico desenlace.
En el expediente también figura una conversación que la víctima mantuvo con una amiga después de una discusión con Benítez, un intercambio que para la acusación refleja el clima de violencia que atravesaba la relación.
Mientras tanto, desde la cárcel, Benítez apuesta a su estrategia: negar los hechos, denunciar una condena mediática y esperar que el próximo juicio le permita revertir la histor

