“Almas quemadas” es el título de la novela que acaba de publicar Federico Storani anclada en los años ´70, donde el histórico dirigente político bonaerense escribe de modo “crítico de la época que nos tocó vivir, con muchas cosas positivas, pero también de situaciones de exceso, ingenuidad, ideologismos y también infantilismos”.
Confiesa que escribió “Almas quemadas” para “reírnos de nosotros mismos”, con tres protagonistas muy definidos y un hecho disparador que fue real, pero quedó truncado. La novela explora qué pudo haber sucedido si ese operativo en la ciudad de La Plata no hubiese fracasado.
“Es un hecho disparador para analizar el rol de la prensa, la militancia, la represión en el contexto del Mundial ´78 y en una cárcel” adelantó Storani, que confiesa que es “una novela de amor, a las personas y a las causas”. De la actualidad, reafirma su perfil opositor y afirma: “Hay que dejar prejuicios y hay que volver el concepto de unidad de los sectores populares con denominadores comunes”.
– Hoy nos vamos a proponer hablar de un tema que es interesante, porque además el protagonista de esta charla lo hace muy interesante. Nos va a costar a aquellos que lo identificamos con una veta que ha definido su trayectoria. Lo van a conocer ahora, lo van a ver, inexorablemente se van a acordar, van a saber su recorrido público en la provincia de Buenos Aires, porque hoy vamos a escarbar un poquito en algunas cuestiones que tienen que ver con su vida personal, pero particularmente con su condición de escritor de una novela, un género que supongo es distinto para la manera en la que él se relacionaba con escribir sobre la realidad, y que debe haber sido muy movilizante. Vamos a tratar de saber de qué se trata la novela, pero sobre todo qué fue lo que motivó, cuál fue el disparador que terminó impulsándolo a escribir esta novela. Hablo de Federico Storani, que tiene la gentileza de visitarnos aquí. Federico, buenas tardes, gracias por venir.
- Bueno, buenas tardes y para mí encantado de poder hablar de algo que no sea habitual.
- Planteaba esto no porque quiera hablar de lo que significa la marca Federico Storani en el ambiente de la política, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, en particular del radicalismo, porque me cuesta, Debo confesarlo, para arrancar esta charla, separar a ese Federico Storani que consumí durante todos estos años. Te pregunto ¿Por qué una novela?
- Necesariamente tiene que ver, por supuesto, con mi actividad de toda la vida, con la política. Porque el nacimiento de esta novela, como yo digo un poco en broma, es fruto del aburrimiento. Porque cuando me juntaba sobre todo con militantes de mayor edad de mi edad o de otras generaciones me pedían con mucho énfasis que yo escribiera algo que recreara época de mucho de lo vivido en la militancia política, que ya lo he hecho muchas veces. Entonces empezaba una y otra vez y me aburrí. Por eso la respuesta, un poco en broma, es producto del aburrimiento.
- O sea, el combustible que te motivó fue el aburrimiento de escribir en el formato tradicional…
- Exacto. Entonces empecé a ficcionar sobre cuestiones vividas. Y encontré lo que posteriormente terminó siendo un producto con un lenguaje muchísimo más potente. ¿Por qué? Porque lo que pude hacer fue meterme en la psicología de los personajes. En las emociones, en los sentimientos. Entonces la novela tiene todo lo que tiene que tener.
- “Almas quemadas” se llama tu novela. ¿Está anclada en qué época, Federico?
- Bueno, está anclada en la recreación de la primera época de nuestra militancia, que son los 70. Fin de los 60, todos los 70, particularmente. Pero viene al presente. Es una etapa muy apasionante, digamos, que se está discutiendo por estas horas.
- Es complejo reescribir ese momento. Entre los motivos, dije en broma lo del aburrimiento, pero otro es al crear una trama que tiene suspenso intriga, todos los ingredientes que tiene de esta nueva novela, voy creando obviamente también personajes, y los personajes con muchísimos matices, sobre todo los matices ecológicos, emotivos, de sentimientos. Y yo necesitaba también exhumar algunos fantasmas propios, es un poco la respuesta. Yo soy autocrítico de la época que nos tocó vivir, que fue una época que nos marcó tanto, con muchas cosas muy pero muy positivas que yo rescato de un fuerte idealismo, entrega, una voluntad increíble, una convicción muy profunda de que íbamos hacia una sociedad nueva y hacia el nacimiento del hombre nuevo, eso era parte de una de las consignas que atravesaba prácticamente generacionalmente, pero también de situaciones de exceso, de ingenuidad, de infantilismo, de ideologismo.
- Vistas con los ojos de ahora, digamos, ¿no?
- Tal vez en ese momento y en el contexto ese en el que se vivía, no hablo propiamente de la violencia en sí como herramienta de transformación, ¿no? Hablo de la disputa política en la forma en la que se daba en aquel entonces. Supongo que descontextualizada y vistas con los ojos de hoy suena por ahí esto que vos decís, necesitaba descomprimir algo que sería, yo decodifico en lo que vos decís, necesitaba como explicar algo o necesitaba como reformar algo de lo que yo pensaba en aquel entonces.
- Sí, un poco reírnos de nosotros mismos. Esa es la verdad, porque también había algunas cosas que eran casi rayadas con lo absurdo. Incluso descontextualizado, como decís vos, viniendo ahora, pero también el personaje, uno de los protagonistas de la novela se lo pregunta en ese mismo momento.
- ¿Quiénes son los protagonistas?
- Los protagonistas son tres. Hay una protagonista femenina que es muy fuerte también, que es una periodista de investigación. Entonces se produce de ahí un… Ambos están como marcados por un hecho del pasado que los ha afectado, que les ha producido un trauma, obviamente el político por toda esa época, la periodista por otras razones personales y entonces les nace como una especie de justiciero y preparan una trama para tratar de ahuyentar o exhumar esos fantasmas que del pasado que no los deja vivir en plenitud. Ahí salen todos los matices psicológicos, emotivos, de los personajes, pero si vos me preguntas con quién me identifico más yo, en los personales con un tercer personaje. Que es un personaje que aparece en la cárcel y yo mismo en mi etapa de militar y política estuvo un tiempo detenido…
- ¿Cuál es la característica de ese personaje?
- Porque sentimos, de acuerdo a la formación literaria que nosotros tenemos los de nuestra generación, en general siempre se utilizaba algún personaje que le permitía reflexionar hacer algunas reflexiones más metafísicas, más filosóficas aún con el sarcasmo del mundo con la ironía siendo provocador etcétera y ese personaje yo lo encuentro más que nada en el personaje que justamente es el protagonista más joven, que se llama Manuel. Conoce en la cárcel a alguien que se llama Olegario. Con él, la protagonista femenina María -que son los que urden una trama, pero se puede decir que siempre el que tiene la última palabra es Olegario- entonces qué es lo que ocurre si y lo aclaró como nota de autor, me lo pidieron también los editores, esto es una coedición entre Eudeba y Aurelia Rivera Libros.
Yo había escrito algo antes, también fuera de la política, que me había editado Libros del Zorzal, que es una muy buena editorial, que se llama El Techo del Cielo, pero esto más está en el género realmente de la novela.
- Y hay un hecho disparador. El hecho disparador es real…
- Si. Para decirlo, era una acción revolucionaria pública que había decidido hacer la Federación Unitaria de la Plata.
- ¿Cuál fue?
- Imagínate, acción revolucionaria pública, así se le llamó… Un delirio, en una reunión de más de 50 personas, estábamos totalmente infiltrados y por lo tanto no prosperó en la realidad, no prosperó.
- Pero en la ficción sí supongo que el ejercicio que hiciste es hacer prosperar y proyectar lo que podría haber pasado…
- Si, y tuvo un desenlace que marca que pudo haber pasado porque el personaje cuando va al lugar de cita muy propio de aquella época va con todo el cúmulo de contradicciones que ya se vivía, ¿no? Y finalmente termina como más identificándose con ciertos valores en la cárcel, con valores de solidaridad.
- La proyección que haces en el relato y en esa novela de un hecho cierto que disparó el relato y que vos lo ficcionás haciendo que se concrete, ¿fue lo que terminó con el personaje en el que te sentís identificado en la cárcel?
- No. Es de la persona más joven que va narrando, que va justamente a la cárcel como producto del fracaso de ese operativo, que en la realidad no se consumó. En la realidad fuimos detenidos antes y llevaron a la comisar segunda porque dicho sea de paso la novela toda la primera parte está ambientada en la ciudad de La Plata. Uno puede leer el capítulo 1, el 3, el 5, el 7, el 2, el 4… la historia te va envolviendo hasta el final…
- Incluso hasta la detención forma parte de la realidad, pero supongo que por lo que decís que claramente estaban infiltrados la consecuencia lógica de haber sido infiltrados en ese momento terminó la detención de ustedes…
- Sí, pero también es ficción, porque yo describo más bien la cárcel de Olmos y yo estuve preso en Villa Devoto. En realidad, lo que yo intento es justamente tomar ese hecho disparador de lo que pudo haber sido, de lo que era corriente, del papel de la prensa en aquella época, de lo que fue el Mundial del 78, el rol que cada uno jugó.
- La combinación que elegiste de los protagonistas es extraordinaria para permitirte ese relato y colocar el rol de los medios, no haber metido en relato a una periodista de investigación no me parece que haya sido un recurso casual.
- No fue casual, porque eso te permite entrar en la profundización, que si bien el disparador de ella, digamos, es más bien de tipo personal, le permite llegar a algunos lugares que de otro modo no podría haber llegado. Y esta alianza, si se quiere, para llevar adelante la trama, se complementa mucho mejor. Ahora, por supuesto que la novela se va desarrollando, se va desenvolviendo y en los últimos tres capítulos se desenvuelve a un ritmo mucho más de vértigo. Mi obsesión, desde el punto de vista literario, era que no decayera la tensión, es decir, tener un ritmo es lo que más me gusta. Yo he escrito toda la vida, pero, y que me parece que es lo más logrado…
- Te pregunto, ¿Pasó un filtro de que haya leído la novela algún compañero tuyo de militancia de entonces?
- No, porque en realidad ellos fueron los que como te dije al principio me motivaron, pero usé algo que me parecía mucho más rico y que fue una vez que estaba terminada todavía casi sin publicar, a gente mucho más joven pero vinculada a la política de distintas generaciones toda la conclusión fue casi la misma tiene un lenguaje mucho más potente que si hubieses escrito mil documentos…
- Se ha escrito mucho durante esa época con un discurso muy demonizante. No digo que no haya cuestiones que no haya que objetar. Seguramente yo, por una cuestión generacional, ni que hablar vos, he hablado con mucha gente que tuvo un rol activo, protagónico, revolucionario, militante, extremo, en aquel entonces, que, hoy visto en retrospectiva, dicen, o sea, no hubiese hecho… Pero no es que no hubiese hecho hoy lo que hice. Hoy veo que evidentemente nunca hubiese sido… Y en ese sentido me parece que una novela te muestra la década desde otro lugar, ¿no?
- Sí, porque lo que hablé al principio… Digo, sin este halo demonizador pleno. Porque en el fondo también haberse equivocados en las formas de querer cambiar la realidad, comprometidos, pero además con una alta dosis de ingenuidad por eso cuando yo hablo también que había que separar entre idealismo, ideologismo…Se caía mucho a veces en el ideologismo, en el chamuyo. Por ejemplo, la primera parte de la novela también está y tiene que ver con el título “Almas Quemadas”, porque la ilustración se ve claramente son como fosforitos son como personas que se transforman en cabezas de fósforos encendidas, pero porque tiene un porqué Eso tiene un porqué, y en realidad el ilustrador es un artista plástico de la ciudad de La Plata docente de la Facultad de Artes que es Alejandro Rabazzi y yo le envié en crudo el material y él se le ocurrió eso, porque en la época de militancia nuestra se utilizaba muchísimo o la habrás escuchado también, sobre el iluminado, un esclarecido… Entonces de estar iluminados, se siguen consumiendo. Junto con consumirse, se van consumiendo en sus esperanzas, sus sueños sus utopías… El piso es el adoquinado de la ciudad La Plata y justamente las bocas de tormenta son de donde salen las diagonales. Hay una recreación costumbrista muy muy fuerte. Por ejemplo, todos nosotros éramos abonados al cine Select en 7 entre 56 y 57, que se veía el cine de avanzada, de vanguardia. Pero lo más lindo no era ir a ver tres películas y amanecerse en el cine. Lo más lindo era el debate posterior del cine, que habíamos visto todos los directores más de vanguardia, todo el neorrealismo italiano y por lo tanto eso formaba parte de la cultura que hacía a la idiosincrasia en buena medida del estudiante medio platense o de que venía del interior y se integraba a la ciudad de La Plata. Eso está muy muy reflejado y con mucha fidelidad en la novela. Pero también viene a la actualidad va y vuelve y vuelve este por eso hablo de los capítulos 2 4 6 también y del 1 el 3 el 5 finalmente uno podría leerlos por separado tiene como una coherencia y la historia se envuelve en los últimos tres capítulos…
- ¿Se puede leer como una novela negra, digamos, o necesariamente tenés que tener esa perspectiva histórica como para entender el relato?
- El relato se entiende de cualquier modo. Está escrito en un… Tiene… Yo utilizo mucho la prosa poética cuando corresponde. Hay una situación de amor, pero también la prosa muy cruda, cuando también corresponde. Se entiende, tiene abundantes diálogos. No utilizo el apoyo, digamos, de la investigación de manera sobreabundante. Estamos hablando de fines de los 60 y 70 hubo un cambio cultural espectacular la primavera de Praga 68, el Mayo Francés del ´68, la Plaza de Tlatelolco… Y en el cambio cultural en las costumbres en la forma de relacionarse de las parejas. El hipismo que también se dio en la primera potencia del mundo Estados Unidos, contra la guerra de Vietnam. Atraviesa las citas de la música, de todo. Por eso es que tiene, obviamente, relaciones de pareja y en definitiva yo termino diciendo que es una novela de amor. pero una novela es amor en todas las manifestaciones, es decir, es el amor obviamente personal, cualquiera sea la preferencia que uno tenga es también el amor a las cosas con un hilo conductor de la belleza y el amor a las causas. El amor tiene la belleza que tiene la causa que uno abraza y por la cual se entrega por la cual no doy un mensaje bajoneante…
- Lo de reírse de nosotros mismos te interpela también como sociedad en la actualidad…
- Te interpela como sociedad en la actualidad desde mi punto de vista y todos esos ingredientes están hay abundante romance y abundante sexo como era de aquella época sí…
- Casi toda mi generación nos criamos, digamos, con el Federico Storani como dirigente político, representante del radicalismo en la provincia de Buenos Aires y demás. ¿Qué hay en el Federico Storani, escritor de esta novela en particular, de ese actor político central y protagónico muchas veces? ¿Y qué hay del Federico Storani docente, persona, ser humano que ha atravesado momentos, bueno, alguno de los peores que nos puede llevar a los que somos padres a atravesar ¿qué hay de todo eso, digamos en la manera en la que te largaste a escribir esa novela?
- Es muy buena la pregunta. En cuanto a que sí me permite decir, por ejemplo, creo que es una buena síntesis de todas esas experiencias, porque primero a lo mejor yo no expresé esto en la literatura antes por una cuestión prejuiciosa, de no exponerme por creer que por mi rol político ponía a exponerme demasiado desde el punto de vista emotivo. Pero yo desde muy joven escribía, a veces hasta con seudónimos, tanto poesía como relatos cortos, cuentos, etc. No me iba nada mal desde el punto de vista de la crítica literaria y de las publicaciones en algunas revistas especializadas.
- En ese momento te fue ganando otra cosa…
- Exacto. Entonces el tema de no exponerme, porque la locura que también teníamos era que eso podría ser un signo de debilidad. El dirigente político…
- El dirigente político sensibilizado…
- El que tenía algún tipo de liderazgo tenía que ser muy duro. Sobre todo, en esa época. Muy duro. Era un poco cierto eso. Eso se nos fue incorporando. ahora con todas estas otras vivencias que vos estás señalando yo dije bueno, ya fue escribo de este modo y quienes me pedían que escribiera del otro modo una vez más dijeron, es mucho mejor comunica mucho mejor la etapa que vivimos y vos te sentiste cómodo yo lo disfruté yo disfruté y
- ¿Cómo sigue esta beta? Porque imagino que uno, por supuesto que ahora se expone, debes tener los fantasmas que tiene todo el mundo, cualquier autor debe tenerlo en general, esto pasa en la vida en general, los fantasmas en el sentido de chequeo de la devolución, cómo se insertará, cómo llegará, cómo entrará en la gente… Esa obsesión del escritor que está pendiente de cómo penetra y llega su novela…
- Como cualquiera que escribe, en esto hay que ser totalmente sincero, yo quería que gustara, y por eso es que soy muy riguroso en cuanto al estilo de escribir casi obsesivo. La novela originalmente podía haber tenido 50 páginas más y yo la saqué para justamente darle mucho ritmo de vértigo de suspensión… ¿Qué es lo que las devoluciones me dicen? Empezás a leer y no la podés dejarla; leí en dos días… Hemos hecho una presentación en Capital Federal con mucho éxito; una en Córdoba, una en Mar del Plata y otra en Tres Arroyos justamente invitado por centros culturales, por ámbitos culturales, no esencialmente políticos, fue declarada de interés general aquí en la legislatura de la provincia de Buenos Aires, también en la de Salta, en la de Catamarca, en la de Misiones, en varios lugares más. Por lo tanto, hasta acá la crítica es, como te diría, muy buena. Y la venta también. No me voy a hacer rico con esto, porque cualquiera sabe que el autor de un libro cobra el 8% del precio de tapa. Pero a mí no me interesaba tampoco eso. No era el fin mercantilista, digamos.
- Querías desarrollarte desde otro lugar. Aquellos que te conocimos en la militancia política tenemos ese gancho de saber, de ver otra beta, digamos, del Federico Storani. Así que voy a leer esa novela y te devolveré en algún momento la impresión que me cause. Con todo gusto. Permitime para terminar esta charla por lo que significa la figura de Federico Storani, hablar un poco de la realidad, es muy amplia, pero también del radicalismo en particular y demás… ¿Cómo ves lo que está pasando? ¿Cómo es la realidad en la que está metido el país y en particular el partido que vos abrazaste siempre desde la militancia?
- Yo soy de la época del bipartidismo, que era muy emocionante y además muy movilizante. La famosa confrontación electoral lista 2 y lista 3 yo abracé en su momento la democracia bipartidista, me fascinó como sistema, era un refugio incluso hasta más atractivo. Hoy hay una dispersión que, con propuestas de todo tipo y color, además de protagonistas que se cruzan de un lado y del otro, y alianzas que se tejen y se destejen permanentemente, ha perdido esa confrontación que existía antes en la disputa política, quiero decir. El cambio se asocia a lo nuevo y esto no es nuevo, esto es una repetición de experiencias ya vividas en la etapa de la dictadura con Martínez de Hoz, le cambias una coma, le pones un punto de lo mismo. en la etapa de Menen- Cavallo también, con el plan de convertibilidad, y también en la etapa de Macri. Esto es un ajuste neoliberal ortodoxo que sí tiene un ingrediente nuevo, esto sí es nuevo, que es la doctrina del shock, que también fue estudiado por una periodista canadiense, Naomi Klein, que la estudió justamente para la aplicación de las recetas neoliberales, y que la conclusión que ella saca es terrible, porque la primera que dice produce el mismo efecto que un acto de terrorismo, paraliza por miedo… La propuesta de la motosierra, eso es la licuadora sobre los sectores de ingresos fijos, es decir, asalariados y jubilados. No hay nada nuevo, absolutamente. La economía es un proyecto de economía primaria, sobran una cantidad importante de habitantes, y ahora estamos viendo con esto que está estallando en el mundo, que va a contramano, fundamentalismo ideológico.
- Entonces, la conclusión es que, a tu pregunta, hay un sector del radicalismo que estamos en la posición que te acabo de relatar y otro quienes son extremadamente complacientes, por eso que estamos divididos, de hecho. Tenemos ahora a fin de mes la convención nacional de nuestro partido, que va a debatirlo, obviamente, yo aspiro a que nosotros ganemos en una posición claramente opositora.
- Hoy hablábamos de tu pasado, como disparador de la novela esta que presentás, Y yo me acuerdo de la Coordinadora en el ámbito de la universidad, con Franja Morada, de la Corriente de Opinión Nacional, de las disputas en el radicalismo de la provincia de Buenos Aires, con el MODESO eventualmente, qué sé yo, como herramientas de transformación, pero de disputa interna, de un partido movilizado, pero con proyecciones concretas y motivaciones reales para hacer poder. Pero veía encuestas que se presentaron con el radicalismo con una intención de voto marginal, pero eso no era el radicalismo. Entonces, como dirigente político del radicalismo, que veo por lo que decís, vas a ir a la Convención, ¿estás disputando todavía el debate interno, el rol de la dirigencia política del radicalismo, casi como socia en la cola de todos estos proyectos que vos criticás?
- Sí, claro. El rol de algunos, como el del presidente del bloque de Diputados De Loredo para mí es penoso, es vergonzoso de algunos pero que tienen representación institucional, política, potente claro, pero el presidente del partido Martín Loustau que a su vez es senador nacional fue el único que se opuso al decreto de necesidad y urgencia 70 y lo fundamentó no solamente por inconstitucional sino por su contenido y por eso yo creo que a Lousteau lo critican muchísimo más por sus virtudes que por sus defectos, que los tiene como cualquiera. Obviamente yo no milito en el sector de él, pero coincido y vamos a bancar esas posiciones. Si él no hubiese terminado presidiendo la comisión del seguimiento en los organismos de inteligencia, el candidato era Kueider, el senador que engancharon afanándose 200 mil dólares a Paraguay… Por lo tanto, yo creo que hay que dejar prejuicios y hay que volver el concepto de unidad de los sectores populares con denominadores comunes y que la línea divisoria realmente se dé en términos mucho más naturales. Creo que nosotros tenemos que retomar nuestra línea histórica, nuestra identidad sin ningún tipo de prejuicio ni complejo, de hecho, hay algunos precedentes virtuosos la salida de la crisis del 2001 por ejemplo tuvo dos grandes actores políticos. Uno fue Duhalde y el otro fue Alfonsín. Obviamente yo me identifico mucho más con Alfonsín, pero hubo un gobierno de coalición que le permitió la salida. Nosotros tuvimos dos ministros ahí, Jaunarena en defensa, Vanossi en justicia. Y ahí se inició un período virtuoso de crecimiento de la economía, se salió de la trampa de la convertibilidad y se inauguró un periodo virtuoso de crecimiento de la economía con otros proyectos que luego fueron continuados por Lavagna, entre otros, que tenía una pata en cada lado, en el radicalismo y en el peronismo. Por lo tanto, creo que hay que desmitificar que todo pasado fue malo que es mentira, es parte de la batalla cultural que se nos pretende imponer, hay que buscar los mejores ejemplos, reivindicarlos y llevarlos adelante.
- Y este mismo análisis le cabe el radicalismo de la provincia de Buenos Aires. Ahí sí fuiste un actor protagónico. Hace ratazos que está literalmente casi en una posición marginal en términos del debate político, por lo menos con chances electorales serias, el radicalismo de gobernar la provincia…
- Sí, tanto es así que nosotros fuimos a elección interna con la lista futuro radical que ahí coinciden los sectores que se alinean con Juan Manuel Casella, también los que están cercanos a Facundo Manes, Evolución y la Corriente de Opinión Nacional que yo lidero. Y soy delegado del Comité Nacional del Partido por esa elección. Todavía la elección está en disputa en la justicia porque no se ha resuelto, pero en las antípodas de lo que representa Abad, que representaría lo que expresa De Loredo.
- Bueno, Federico, gracias. Gracias por haberte acercado a estos estudios. siempre es muy nutritivo escucharte en cuestiones políticas, digamos, porque te define, pero ahora en tu nueva faceta como autor.
- Gracias a ustedes por la invitación.
- Charlamos con Federico Storani, conociendo en este caso la beta de autor de un dirigente político histórico de la provincia de Buenos Aires y del radicalismo en particular. Hasta la semana que viene.