Gimnasia no entró al partido. O, mejor dicho, entró tarde. Confundido, desordenado y hasta impreciso, el equipo de Diego Flores regaló 25 minutos del primer tiempo y lo pagó caro. Sufrió siete tiros de esquina en contra en el primer cuarto de hora y, en uno de ellos, el primer gol de Talleres.
Débil en la marca y falto de confianza en el juego, el Lobo comenzó sufriendo por demás un partido que en los papeles no representaba demasiadas exigencias. A la T, que venía de no poder ganar en los últimos diez partidos, no le sobró nada, pero le alcanzó para llevarse puesto al equipo de Flores e incluso tener la posibilidad de estirar la ventaja antes del entretiempo.
Con el correr de los minutos, cuando se animó y aprovechando la merma física del rival, Gimnasia comenzó a jugar en campo rival e insinuó peligro sobre el arco defendido por Burrai. Jugadas que terminaron en meras aproximaciones y que recién en el complemento comenzaron a convertirse en situaciones claras de gol.

Y cuando había mejorado notablemente y Talleres había perdido la intensidad de los primeros 45 minutos, llegó el penal de Giampaoli que le solucionó las cosas al local. Insfrán, una de las figuras del equipo, logró contener el remate, pero no pudo hacer nada en el rebote. A partir de allí, el equipo se descompuso por completo y perdió el rumbo.
Perdió la pelota, quedó abierto en el fondo y miró de lejos el arco de la T, que, contrariamente, creció anímicamente tras el penal y generó situaciones de gol como para transformar el triunfo en goleada.
Una dura derrota para Gimnasia en Córdoba. Sin juego, sin peligro y sin ideas, sumó su quinto partido sin poder ganar y complicó seriamente su clasificación a los playoffs. En el horizonte, como si fuera poco, aparece Estudiantes y el primer Clásico platense del año, que tendrá lugar en el Bosque.

