Fue una ausencia llamativa. Porque Matías Abaldo, después de faltar los últimos partidos del año, otra vez estaba en condiciones de volver a jugar. Sin embargo, no fue parte del primer partido del año, dejó la concentración, tampoco estuvo en el estadio acompañando al equipo y este lunes seguía sin reencontrarse con sus compañeros en el hotel donde está alojado el plantel, lo que generó mucha inquietud en el cuerpo técnico y en la dirigencia.
A tal punto que las palabras de su representante le pusieron el tono de gravedad al problema: “Estoy preocupado, no quiero que pase lo mismo que con el Morro García y Mathías Acuña”, dijo Edgardo Lasalvia, comparando su situación con la del ex delantero charrúa de Godoy Cruz que se terminó quitando la vida, al igual que el otro delantero uruguayo (jugaba en Ecuador), que falleció el pasado diciembre. Incluso, hasta habló de la posibilidad de que el joven delantero deje el fútbol.
En ese tremendo testimonio, su manager dejó en claro que el jugador hoy está ubicable, contenido por su familia, aunque sostuvo que “en las próximas horas será atendido por un psiquiatra”, lo cual también es un registro del difícil momento que está atravesando, aquejado por distinto problemas personales y otros vinculados a “la salud mental” como también contó su representante en Radio Provincia.
Más allá de que es evidente que esta delicada situación viene afectando al delantero desde hace tiempo y fue lo que le quitó continuidad en Gimnasia, donde había encontrado momentos de buen nivel y hasta fue citado por primera vez a la selección mayor de Uruguay, el origen de su ausencia tiene un lazo con su estado, pero nació a partir de una situación de inconducta en el entrenamiento previo al choque con Defensor Sporting.
Abaldo, un reto de Méndez y una decisión inesperada
Todo comenzó en la práctica previa al triunfo del Lobo por 3 a 2 ante el conjunto uruguayo: ahí, Abaldo recibió un reto de Méndez, que no le cayó nada bien al delantero. Incluso, el enojo del entrenador no fue sólo con él, sino también con Norberto Briasco, quien igualmente terminó siendo titular en el primer partido del año.
La cuestión es que esa crítica de Méndez por una situación de la práctica normal, como es lógico que suceda en la relación de un técnico con uno de sus jugadores (cuentan en el club que fue un reclamo apenas subido de tono), motivó una decisión inesperada de Abaldo: el delantero dejó el entrenamiento y se fue, así, sin más. Y ya no volvió.
De la reacción a la preocupación
Lo que en un principio pareció un determinación en caliente del atacante, luego tuvo un marco de mayor preocupación, conociendo el momento personal que vive: porque luego el delantero de 20 años dejó la concentración, no se presentó en el partido para acompañar al equipo y, hasta que habló su representante, seguía sin presentarse en el hotel Radisson, donde se aloja el plantel.
Es por eso que su ausencia tampoco fue una decisión de Méndez en sí, ni algo originado específicamente por el problema personal que lo afecta, aunque claramente el momento emocional que vive detonó también su reacción.