Estudiantes de La Plata logró escribir en la tarde del domingo uno de los capítulos más increíbles de la historia reciente del fútbol argentino. La decisión de realizar un pasillo de espaldas al campeón designado Rosario Central y luego hablar en el campo, venciendo al Canalla con un golazo de Edwuin Cetré, va a perdurar por mucho tiempo en la memoria de los futboleros del país.
Lógicamente los futbolistas vivieron con un condimento extra el partido, ya que más allá de tratar de no involucrarse en cuestiones que trascienden lo que sucede en el terreno de juego, los protagonistas no son ilusos y saben que fueron perjudicados en muchos partidos de esta temporada, al tiempo que entendían que los focos iban a estar puestos en la contienda del Gigante de Arroyito.
Los de Eduardo Domínguez estuvieron a la altura, jugando un partido muy serio, sólido, con el carácter que se afrontó la vuelta con Flamengo en UNO por Libertadores. El Pincha dio ese plus que se necesitaba para ganar en una cancha esquiva y en un segundo tiempo donde Pablo Dóvalo le empezó a inclinar la balanza en contra.

Una vez terminado el encuentro, post ocho minutos de adición y la roja a Mikel Amondarain, el primero en explotar fue el Barba, que fue a abrazar a todos sus jugadores, todos fundiéndose en uno en la celebración, que luego se extendió en vestuarios, a sabiendas de que lo que se había logrado era muy importante.
Ahora se vendrá un periplo importante a Santiago del Estero donde espera el Central Córdoba de Pablo Toviggino, otro capítulo contra la conducción de la AFA, en una historia que promete tener un capítulo aparte con munición pesada de un lado y del otro. Lo concreto es que el León sueña y se metió entre los ocho mejores del Clausura.

