Muchos dudaron de su decisión, Pero ella no. Y su familia, tampoco. Al contrario. La apoyaron desde el primer día. Sus hermanos la defendían cada vez que se colaba a un picado en las playas de Pinamar o los campitos de Madariaga. Y ese apoyo fue fundamental para cumplir su sueño.
Y es bueno describirlo porque su sueño siempre fue el mismo: poder jugar a la pelota. Y vaya si lo logró. Hoy es una de las jugadoras más importantes del equipo del que es hincha, el mismo que mamó de chica a pesar de la distancia cuando los viajes con la familia para ver al Lobo, eran una habitualidad.
Milagros Oliver es la protagonista de una historia inusual. De pibita quería ser jugadora, cuando todavía el fútbol femenino era mirado de reojo. De a poco fue cumpliendo objetivos y cuando Gimnasia refundó la disciplina abandonó al equipo de liga en el que jugaba para ponerse al frente del mediocampo. Y no salió nunca más.
Jugó clásicos, ascendió con Banfield y vio cómo su carrera y el FF del Lobo crecían a pasos agigantados. Hoy es una de las líderes del equipo y referente. Acaso por ello se emocionó al recibir semejante cantidad de salutaciones por jugar su partido 150 con la camiseta que ama y con la que tendrá su primera experiencia internacional el mes próximo.
De Chirola a Maradona
Mili siempre fue futbolera. Fanática de Chirola Romero, de repente fueron pares. Uno entrenaba a la Reserva y, después, a la Primera y ella se entrenaba con el equipo que tantas satisfacciones le da, al momento que estudiaba su carrera en la UNLP.
Gracias al futbol se dio el lujo de fotografiarse y conocer a Diego Maradona. Recorrió provincias y siempre lo hizo con un sonrisa y un liderazgo muy especial, mostrando como dejar la piel por el Lobo, tal cual se lo enseño su padre, quien hace un tiempo la alienta desde un plano superior, con el Diego y otros tantos…
Leandro Gracián y una explosión que hizo recordar a Carlos Griguol
El actual técnico de Deportivo Madryn fue captado por la cámaras recriminando a un jugador expulsado su situación, en una situación similar a la vivida por Carlos Timoteo Griguol.
Su pequeña figura encierra la pasión de una gigante que hizo del fútbol un estilo de vida adaptado a Gimnasia. Acaso por eso la recompensa del fin de semana, que fue mucho más que un simple reconocimiento para una de las ídolas de las nuevas generaciones.
