Que la jugada que significó la expulsión de Gonzalo Plata contó con un grosero error de juicio del árbitro está fuera de discusión. Que Flamengo montó un circo insólito alrededor de ella, también. DT, jugadores, directivos e incluso la propia cuenta del club brasileño destrozaron al árbitro con sus críticas, pero también fueron más allá: pusieron en duda su integridad.
Luego de un partido chivo en el que el árbitro Andrés Rojas dirigió de manera regular, con fallos discutidos para ambos equipos, desde Brasil rápidamente se pergeñó una realidad alternativa. Se instaló un cambio de narrativa. De repente el juez pasó a ser un villano que, por algún motivo, en la cuna de los arbitrajes localistas y las decisiones arbitrales polémicas, eligió discrecionalmente favorecer a Estudiantes.
Que Gonzalo Plata recibió de manera incorrecta su segunda amarilla en el minuto 81’ es tan cierto como que bien pudo irse a las duchas un rato antes, cuando llegó tardísimo a disputar la pelota con Facundo Farías a los 56’ y le enterró los tapones entre la pantorrilla y el tobillo. En ese caso, no hubo intervención del VAR alguna ante una posible situación de tarjeta roja. Tampoco la hubo en la jugada que generó la avalancha de reclamos locales, pero en ese caso al menos hubo una justificación: no fue una jugada de roja directa ni tampoco un posible penal (como las cámaras del VAR lo dejaron en claro, fue fuera del área).
En su hilarante comunicado Flamengo puso el foco en dos jugadas más: un aparente toque de “mano intencionada” de Facundo Rodríguez segundos antes del cruce con Plata y una supuesta mano de Román Gómez previa al gol de Guido Carrillo. La primera, en caso de existir, es imperceptible y sobre todo es involuntaria, ya que al mismo tiempo el defensor es presa de una sujeción de su marcador. La segunda, directamente no existe: desde la cámara de atrás se ve que la pelota impacta en su hombro.
Además, para completar, en ese extenso texto habló de “faltas invertidas” y “tarjetas amarillas aplicadas desproporcionadamente contra Flamengo” (sin contar las dos a Plata, terminaron con tres cada uno). En la película que se armó, el rival de Estudiantes llevó todo a un extremo impensado: habló de “un desfile de errores y decisiones que extrapolaron el límite del error humano” y afirmó que se trató de “un ataque a la integridad del torneo”.
Flamengo y el colmo del fútbol brasileño
Resulta cómico, para empezar a conversar, que sea un equipo brasileño el que denuncie una supuesta manipulación como la que plantea el Mengao. Y más jugando en su país. Los clubes de Brasil son desde hace años los mimados de CONMEBOL, tanto dentro como afuera de la cancha. Todo lo que hagan se mide con una vara diferente. Y ayer quedó bastante claro: luego de su airado berrinche al ecuatoriano Plata, al menos según confirmó el club, le retiraron la suspensión en tiempo récord.
Menos de 15 horas habían pasado desde el epílogo del partido y el Fla ya comunicaba la postura de retirarle la sanción, más allá de que todavía no fue oficializada por boletín. De hecho, como publicó Cielosports.com, en Estudiantes desconfían que se haya revocado esa medida y lo entienden como un modo de presión del club brasileño.
Algo así no sucedía desde 2018, hace siete años, y ahora cuenta con una resolución express. En esa ocasión le anularon la suspensión por tarjeta roja a Dedé de Cruzeiro, otro club brasileño, tras un partido frente a Boca. Eso sí, en aquella oportunidad la decisión demoró una semana…
Desde hace ya mucho tiempo el poderío de Brasil a nivel continental es evidente. Y no solo el económico. Por alguna razón, la gran mayoría de los fallos suelen ser a favor de ellos. La cantidad de equipos sudamericanos que han ido a jugar allí y se han vuelto con fallos discutidos y sanciones injustas habla por sí sola. Y todo eso sin mencionar los hechos de violencia.
No hay hinchada que no se traslade al país vecino, a la ciudad que sea, que no sufra a manos de los torcedores locales, o peor, de la policía. Zonas liberadas y represión a mansalva. Pero por algún motivo en esos casos no se enfatiza que los operativos son responsabilidad de los clubes locales. ¿La solución que proponen? Que los hinchas visitantes vayan sin ropa con los colores de sus clubes. Tan insólito como suena.
En el caso puntual de Flamengo hay que decir que, ni más ni menos, se trata del club más grande de Brasil. Y también del que tiene uno de los mayores presupuesto de Latinoamérica, sino el mayor, con un plantel que cuadriplica en valor de mercado al equipo que tiene hoy Estudiantes. Su presidente hace un mes dijo literalmente que el club “quiere ser el Real Madrid del continente” y vienen de firmar un acuerdo de sponsoreo con Betano por 46 millones de dólares por temporada, casi ocho veces más de lo que perciben Boca y River con esa misma empresa. Su peso a nivel continental es mayúsculo.
Ese mismo club con ínfulas de ser “el Merengue sudamericano”, por un error arbitral en su contra en un partido que ganaron y que tuvo fallos discutibles para ambos lados, orquestó un circo gigante. En esa puesta en escena no solo insinuó la existencia de una mano negra sino que condicionó a CONMEBOL, no sin antes adular a Alejandro Domínguez, con un mensaje entre líneas: si no hacés lo que quiero, la copa pierde credibilidad. Y ahora habrá que ver qué pasa en La Plata.