El deporte entrega emociones constantemente. Cualquiera sea la disciplina. Un día padecen una frustración y otro día, disfrutan la mayor alegría. La historia que atraviesa la carrera deportiva de Matías Albarracín es particular y muy rica.
“Estábamos haciendo todo bien para llegar a Londres, pero la naturaleza nos jugó una mala pasada. Mi yegua se lesionó un tendón y si bien se venía recuperando, podía llegar muy al límite para saltar”, dijo en el 2012 cuando por una lesión de su caballo se bajó de los Juegos Olímpicos de Londres.
Cuatro más tarde, atiende a este medio desde Río de Janeiro y cuenta que “Estoy muy contento, muy feliz. Estoy peleando de igual a igual con grandes potencias y con jinetes que pensé que iba a tener diferencia o vergüenza de poder compartir con ellos y estoy con ese grupo selecto. Era uno de los objetivos, poner a un jinete en la final y me tocó a mí”.
En los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011, Matías Albarracín consiguió la clasificación a los Juegos Olímpicos de Londres. La lesión de su caballo lo llevó a tomar una decisión y se quedó en la Argentina, sin Juegos. Cuatro años más tarde, luego de conseguir medalla en Toronto el año pasado, empezó a trabajar, con gran apoyo de José Larocca en los Juegos de Río y allí está, en la final.
El jinete argentino terminó 13ro en las semifinales disputadas ayer, y mañana estará entre los mejores 35 del mundo. En diálogo con CIELOSPORTS.COM contó que la que pasó: “Fue una jornada de muchos nervios. Pudimos entrar con Ramiro Quintana a esta etapa de semifinal y con cuatro puntos pude clasificar a la final y estamos todos en igualdad de condiciones”.
Y agregó: “Estoy contento porque el grupo me acompañó y me apoyo en lo individual. Recibo mucho afecto y cariño desde Argentina. Esto va a quedar en mi retina toda mi vida. El viernes voy a dar todo para tratar de seguir escalando posiciones”.
Por último se refirió a lo que pasó con el equipo nacional de Salto Ecuestre, que no logró la clasificación a la fase final en Río: “En cuanto a equipo tengo un sabor semi amargo porque hicimos todo lo posible y estuvimos a solo dos faltas de hacer historia y estar entre los ocho mejores. Hay que trabajar, es un período de transformación en todos los deportes, no sólo en el nuestro, y creer”.