Debe haber un arquitecto. Tiene que existir. Y habría que premiarlo por su ingenio: durante un completamente aburrido primer tiempo entre Deportivo Riestra y Gimnasia, el experimentado diseñador de la existencia gestó una situación inédita. Como para que los espectadores se entretuvieran con algo.
Con los protagonistas esforzándose para potenciar el bodrio futbolero, fueron los jueces los que quedaron en el foco. Fue cuando Javier Uziga, el juez de línea 1, sufrió una lesión en su rodilla izquierda en un pique. Un fuerte dolor que lo motivó a ser reemplazado.
Fueron los médicos del cuerpo técnico de Gimnasia los encargados de verificar cómo estaba la articulación de Uziga. Luego de un chequeo de campo, la decisión fue unánime: había que pedir el cambio.
La decisión de la terna encabezada por Andrés Merlo fue que el árbitro suplente, Franco Acita, entrara a “jugar”, según la jerga de los referees. Pero no en lugar de Uziga, como indicaba la lógica: lo hizo como segundo asistente para reemplazar a Mauro Ramos Errasti, quien cambió de banda para ser el línea 1.
Sí: así de embarullado fue el momento que incluyó un largo intercambio de comunicadores, un abrazo entre los jueces a pura palma y un parate que obligó a que en el primer tiempo se agregaran siete minutos.