En la era de Javier Milei, la política se juega tanto en la Casa Rosada como en las redes sociales, y el ring favorito es Twitter (ahora X). Entre likes, memes y exabruptos, se armó un certamen bizarro que refleja hasta qué punto el discurso de odio se volvió un entretenimiento colectivo: se lanzó el “Torneo al Periodista más Hijo de Puta 2025”. Así, sin eufemismos.
La iniciativa la llevó adelante una cuenta de Twitter que se identifica con la letra K, pero que se define “K de Kremlin”, en tono irónico, porque —según sus propias publicaciones— mezcla la acusación constante que hace Milei de que el kirchnerismo es comunista.
Para subrayar la burla, la cuenta se presenta con una imagen trucada de Axel Kicillof luciendo bigotes al estilo Joseph Stalin, y ubicada en Moscú, URSS, supuestamente “nacido el 25 de octubre de 1917”, el día de la Revolución Bolchevique. Un delirio gracioso, pero con filo político.
La cosa es así: el torneo se arma como si fuera un Mundial de fútbol. Hay “bombos” o zonas, cada una con cuatro periodistas. El público vota quién es, a su entender, el “más HDP”, un insulto tan nuestro que no necesita traducción. Los dos más votados de cada grupo pasan a octavos de final, donde se enfrentan el Mejor Primero con el Peor Segundo, y así hasta la gran final. Una “Champions League” de la bronca mediática.
Los periodistas que compiten
¿Quiénes están en la grilla de este “certamen”? Nada menos que varios nombres que suelen ser señalados por sectores kirchneristas como “voceros libertarios” u “operadores mediáticos”. Los periodistas agrupados en este “mundial” son:
• Grupo A: Novaresio, Luis; Brey, Mariana; Leuco, Alfredo; Franchin, Analía
• Grupo B: Leuco, Diego; Losada, Carolina; Ninci, Mercedes; Geuna, Luciana
• Grupo C: Vazquez, Guadalupe; Reato, Ceferino; Canosa, Viviana; Ortelli, Ignacio
• Grupo D: Cabak, Horacio; Pagano, Marcela; Gutierrez, Monica; Negre, Javier
• Grupo E: Viale, Jonatan; Montalban, Lana; Cabot, Diego; Iglesias, Fernanda
• Grupo F: Santoro, Daniel; Bonelli, Marcelo; Mercuriale, Franco; Serenellini, Eduardo
• Grupo G: Perez, Cristina; Rossi, Pablo; Etchecopar, Angel; Borghi, Sandra
• Grupo H: Lanari, Javier; Morales Sola, Joaquin; Bernini, Paula; Massacessi, Mario
• GRUPO I: Fantino, Alejandro; Pagni, Carlos; Plager, Deborah; Jove, Manuel
• GRUPO J: Wiñazky, Nicolas; Lobo, Guillermo; Deglauy, Diana; Jota, Natalia (Nati J)
• GRUPO K: Majul, Luis; Laje, Antonio; Machiavelli, Hugo; Aracre, Antonio
• GRUPO L: Alconada Mon, Hugo; Santillan, Maria Laura; Ventura, Adrian; De Brito, Angel
• GRUPO M: Latorre, Yanina; Olivan, Maria Julia; Funes Ugarte, Roberto; Anello, Gabriel
• GRUPO N: Trebucq, Esteban; Gasulla, Luis; Di Marco, Laura; Castro, Nelson
• GRUPO O: Mercado, Silvia; Lapegüe, Sergio; Sehimkman, Diego; Franco, Liliana
• GRUPO P: Feinmann, Eduardo; Otero, Luis; Calabro, Marina; Bazan, Osvaldo
A simple vista, no son cualquier cronista de barrio. Son periodistas que, en su mayoría, tienen una marcada línea editorial crítica del kirchnerismo y, últimamente, cercanos o afines a las posturas del gobierno de Javier Milei. Algunos, como Nicolás Wiñazky o Eduardo Feinmann, son famosos por sus tonos altisonantes y comentarios hirientes. Otros, como Jonatan Viale o Luis Majul, vienen con trayectoria de prime time y utilización de las rodillas.
El estilo Milei en redes
Lo más interesante de este fenómeno es cómo refleja la dinámica de agresión que se instaló en la política argentina. Javier Milei convirtió en parte de su marca personal la costumbre de descalificar periodistas: los llama “ensobrados”, “mentirosos”, “basura”, “excremento humano” y cuanto adjetivo encuentre a mano. Cada entrevista con prensa aliada, o tuit presidencial es potencialmente un misil dialéctico contra algún medio o comunicador.
Y aunque el presidente insiste en que él sólo responde “a las agresiones previas”, lo cierto es que generó un clima donde la hostilidad mediática se volvió moneda corriente.
Y ahí es donde este torneo bizarro se conecta con la política: la misma metodología de escraches, memes y desprestigio que Milei aplica contra periodistas, ahora la replica —con humor y virulencia— una cuenta anti-mileísta. Es el clásico boomerang: el sector que tira la primera piedra, termina recibiéndola de vuelta.
Cabe aclarar que la cuenta creadora de este “mundial” no es del Instituto Patria, ni responde oficialmente al kirchnerismo, ni a Axel Kicillof, más allá de usar su cara disfrazada de Stalin: se trata de algún militante digital suelto que, eso sí, comparte la bronca contra el mileísmo y sus comunicadores favoritos.
Pero la paradoja es evidente: los mismos periodistas que denunciaban censura y persecución de gobiernos peronistas ahora, en pleno auge libertario, se ven metidos en un torneo de odio digital donde el objetivo es coronarlos como el más detestable.
Así las cosas, la política argentina sigue regalando espectáculos dignos de reality show. La agresividad que empezó en Casa Rosada con el presidente despotricando contra “los periodistas ensobrados”, terminó en un Mundial de insultos tuitero.
Y mientras tanto, el periodismo, entre “ensobrados”, “operadores” y “HDP”, queda en el medio de la trifulca, convertido en carne de meme. Un show que, lamentablemente, no parece tener final.