La palabra apareció hace mucho pero se fue infiltrando en la cotidianeidad de todos los argentinos en la pandemia, con la cuarentena estricta. El uso de huevos a mansalva para confeccionar postres, tortas o platos dulces y salados de los más variados, popularizó un sistema de comercialización que antes estaba prioritariamente limitado al mayorista: así se hizo famoso el MAPLE de huevos.
Al principio algunos se preguntaban que significaba ese término. Luego se comenzó a adoptar casi con naturalidad. Lo cierto es que aún hoy es difícil de determinar porqué se llama así a la bandeja de cartón que soporta los huevos de manera sencilla y bastante segura.
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Teorías hay varias, pero ninguna aceptada fielmente, desde el nombre de una empresa inglesa, Maple & Co, hasta la hoja del árbol llamado así de la bandera de Canadá (?). Nadie es capaz de asegurar desde cuándo, quién ni porqué le puso “maple” a ese producto.
Otra controversia comenzó a darse con la cantidad (no standarizada) que debe poseer cada Maple. Lo regular son 30 huevos pero algunos avivados lo promocionaban como maple y ubicaban solamente 20 unidades.
No existe una regulación que indique tamaños, medidas o cantidades específica de unidades que debe albergar, ni tampoco los materiales de confección del maple, por lo que aún es un método de venta novedoso a pesar de existir desde principios del siglo pasado.
Otra innovación del maple para la venta minorista es que no constituye un “número redondo” de lo que era, y sigue siendo habitué de la venta de ese producto.
El huevo siempre se comercializó por docena o media docena, siguiendo una tradición hexadecimal en sus cantidades, como otros productos, pero el maple involucra por lo general 30, que serían 2 docenas y media, un número difícil para sacar una cuenta rápida de si su valor es alto o bajo en proporción con la oferta normal del huevo por docena.
Los maples para huevos evitan que el producto sufra daños, estrelladuras, fisuras y roturas, ya que están construidos con soportes centrales que otorgan una mayor rigidez y una muy alta protección al producto en cuestión.
Se fabrican a partir de papeles y cartones reciclados, agregándose al balance positivo de su ciclo de vida su carácter biodegradable y 100 % reciclable.
Pueden ser construidos con una amplia gama de materiales y generalmente están hechos de cartón, periódicos, hojas de papel usadas, mezcla de cartón con periódico, celulosa moldeada o plástico.
Entre las ventajas del uso del (famoso e intrigante nombre) Maple, están que ayudan a preservar la temperatura del producto alimenticio, absorben el exceso de humedad, evitan el roce del producto entre ellos y reducen la reproducción de hongos o bacterias además de que resisten fácilmente la humedad porque permiten el libre paso del oxigeno, lo que los mantiene frescos por más tiempo
Su material es de uso reciclable y biodegradable, además, son muy baratos.
Se venden en verdulerías, supermercados y hasta a la orilla de rutas y caminos e incorporaron al vocabulario habitual un término todavía de origen misterioso pero que día a día le fue poniendo más huevo a un tiempo difícil de sobrellevar.
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