Daniel, de 13 años, vino a pasar las fiestas en Argentina aprovechando el receso invernal de su país. Ya festejó dos veces Navidad –el 25 de diciembre y en la primera semana de enero, según la costumbre ucraniana- y hasta fue unos días a una colonia. También tiene amigos del barrio y ya conoce la Costa.
Cecilia y Pablo conocieron la historia de Daniel como sobreviviente de la guerra a través de Milagro del corazón (Miracle Hearts) y no dudaron en anotarse como posible hogar de “acogida” como primera etapa para una adopción final.
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El desarrollo de la relación, contada a INFOCIELO por Cecilia –que nos recibió junto a Daniel-, fue de menor a mayor. Aunque ella dice que, desde el principio, tuvieron onda. Cecilia y Pablo se tuvieron que hacer cargo de los gastos de traslado de Daniel sin que significara obligatoriamente un final positivo.
El período de prueba sirve para que tanto Daniel y sus posibles padres se vayan conociendo. Como en todas las relaciones humanas, a veces funcionan y a veces, no. La decisión final la tendrá la justicia ucraniana y en ese momento la opinión será fundamental. La elección tiene que ser recíproca.
En el “acuerdo de acogida”, queda establecido que al niño se lo proveerá con “todo lo necesario para su confort, seguridad, alimento, albergue y protección como si fuera su propio hijo”. Daniel llegó al país con tu tutor responsable pero no que se aloja con él y la familia sino que va realizando un contacto esporádico.
El documento también insta a la familia receptora a “mostrarle los lugares de importancia de la ciudad y hacerlo participar en actividades que muestren el alcance de la cultura argentina, su raíces y su hospitalidad”. La próxima vez que Daniel será, si todo se concreta, con la tenencia definitiva para Cecilia y su pareja.
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