El 21 de enero, después de nadar 6 horas y 39 minutos, Anila Rindlisbacher llegó a Puerto Yerúa, destino de la travesía de aguas abiertas de 12 km que decidió enfrentar. No obstante, no fue la batalla más difícil para la deportista argentina.
Anila Rindlisbacher es una nadadora argentina que sufre una enfermedad extraña: Inmunodeficiencias primarias (IDP), o también definida como trastornos inmunitarios primarios. Sin embargo, encontró en la natación una respuesta y también un espacio para inspirar a las personas a partir de su propio padecimiento. Esta es su historia.
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La historia de Anila
Anila es de Monte Caseros, Entre Ríos. A los 23 años se recibió de Licenciada en Marketing y creó una empresa que operaba hacia todo el país desde Rosario. Después de 13 años de trabajo ininterrumpido, de construir una realidad que encajaba en los estándares de la normalidad, la vida de la entrerriana se detuvo a sus 36 años.
Comenzó sintiendo ahogos y pequeñas dificultades para respirar. Poco a poco, en consecuencia de broncoespasmos y laringoespasmos, dejó de hablar y comer. Con la única ingesta de alimentos líquidos, Anila perdió peso y quedó en cama. También dejó de trabajar, y comenzó la larga visita a médicos, alergistas y neumonólogos. Con un cuadro que presentaba un tracto respiratorio lleno de aftas y llagas, ningún especialista descubrió qué afectaba a Anila.
Con un cuaderno como medio de comunicación y con la balanza enseñando 45 kilos como resultado, finalmente 6 años después del inicio de la debacle, un estudio especializado a cargo de la inmunóloga Liliana Bezrodnik, definió qué tenía Anila: Inmunodeficiencias primarias (IDP), o también definida como trastornos inmunitarios primarios.
No obstante, decidió volver a su tierra natal y reconectarse, empezar de nuevo. Así es que después de tres años de tratamientos, le propusieron empezar natación, deporte que alivianaría los dolores de espalda y lumbalgia que le ocasionaba estar tanto tiempo acostada.
Poco a poco, comenzaron a sacarle el medicamento, que aún consume en situaciones esporádicas.
La natación como respuesta
En enero logró nadar 22 kilómetros en aguas abiertas en menos de 7 horas, uniendo Concordia con Puerto Yerúa. En noviembre del año pasado, había nadado 21 kilómetros. No obstante, esta es la punta del iceberg.
Cinco años atrás comenzó natación en un club convencional para alivianar los dolores de su enfermedad particular y hoy nada en aguas abiertas. No obstante, a pesar de nadar para ella, también lo hace para los demás. La propuesta en cada competencia es concientizar sobre los signos de alarma de la enfermedad. Así, en cada una de ellas, lleva la bandera de Iniciativa Alas, una ONG que busca garantizar el derecho a la salud a personas con inmunodeficiencias primarias.
Anila Rindlisbacher tiene en la descripción de su cuenta de Instagram la consigna de su lucha personal y para los demás: “quiero inspirar a las personas a superarse a través del deporte”.
Próximos proyectos
La nadadora que tiene como entrenador al reconocido Pablo Testa, pretende este año unir Paso de la Patria con Corrientes Capital que, equivale a una distancia de 35 kilómetros sobre el Río Paraná.
También, junto a compañeros y amigos, uno de sus objetivos es formar un grupo para cruzar en postas el Río de La Plata.
¿Cómo seguirá esta historia?
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