A partir del 1 de junio de 2025, ciudadanos argentinos, brasileños, uruguayos, chilenos y peruanos podrán ingresar a China sin necesidad de tramitar una visa, siempre y cuando su estadía no supere los 30 días. Así lo confirmó este jueves el vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores del gigante asiático, Lin Jian, quien explicó que la medida busca “facilitar los intercambios entre pueblos y fomentar la cooperación amistosa”.
La noticia se enmarca en una serie de decisiones impulsadas por el gobierno chino desde 2023 con el objetivo de reactivar el turismo y fortalecer sus vínculos internacionales tras la pandemia. En este sentido, ya se había ampliado el periodo sin visa para países como España, y se firmaron acuerdos similares con más de veinte naciones. La política actual estará vigente, al menos en principio, hasta el 31 de mayo de 2026.
El gesto diplomático chino, interpretado como un intento de acercarse aún más a América Latina, contrasta fuertemente con la postura de Estados Unidos, país que mantiene un exigente sistema de visado para los argentinos que deseen viajar, incluso como turistas.
LA CONTRATANTE DIFERENCIA CON ESTADOS UNIDOS
El trámite no solo implica un costo cercano a los 200 dólares por persona, sino que exige una entrevista presencial y semanas de espera. A pesar de los “lazos carnales” que los gobiernos argentinos cultivan recientemente con Washington —y que en el último tiempo se profundizaron con la sintonía entre Donald Trump y Javier Milei—, los ciudadanos siguen teniendo que pasar por un largo y caro proceso burocrático para ingresar a territorio norteamericano.
Del otro lado del planeta, el llamado “enemigo comunista” por el discurso occidental, abre sus puertas sin pedir nada a cambio. Los argentinos con pasaporte común podrán viajar a China por motivos de turismo, negocios, visitas familiares, intercambios académicos o tránsito, sin necesidad de solicitar visado. Un cambio significativo, sobre todo en tiempos en que las barreras migratorias tienden a endurecerse en otras regiones del mundo.
Lin Jian también destacó que China espera “que más amigos latinoamericanos visiten, descubran y vivan la energía y diversidad” del país. Este enfoque forma parte de una estrategia más amplia de Beijing, que incluye inversiones, obras de infraestructura y acuerdos comerciales bajo el paraguas de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, también conocida como las Nuevas Rutas de la Seda.
UNA CHINA QUE SEDUCE A TODOS
Actualmente, China ya se posiciona como el principal socio comercial de varias economías sudamericanas, entre ellas Brasil, Chile y Perú. Con esta decisión, refuerza su presencia económica y fortalece sus lazos culturales y políticos con la región.
Mientras tanto, en Washington siguen mirando con recelo la expansión china, pero sin dar señales de querer facilitar el contacto humano con América Latina. Incluso con gobiernos aliados ideológicamente, como el de Milei, la política migratoria estadounidense no se flexibiliza.
La paradoja es evidente: el país que se presenta como adalid de la libertad mantiene bastante más cerradas sus fronteras para millones de latinoamericanos que desean conocerlo, mientras que China, con su “régimen autoritario“, da una muestra de apertura y pragmatismo que no pasa inadvertida.

