Gurzi viajó a Ecuador designado por Rafael Follonier, impedido de asistir por problemas de salud. Así, participó de la recorrida por algunos distritos de ese país, donde comprobó, según explicó, un sistema donde conviven “edificios obsoletos” donde se apilan, en algunos casos, hasta “20 mil causas atrasadas”, junto con otras construcciones a estrenar para la creación de nuevos juzgados.
La reforma judicial se lleva a cabo tras un referéndum convocado por el gobierno de Rafael Correa, en el cual el pedido para instrumentarla triunfó holgadamente. Así, se revisa actualmente la cuestión edilicia, de jueces y de empleados del servicio judicial, entre otros aspectos.
Para garantizar la transparencia del proceso, Correa ofreció al ex juez Baltasar Garzón presidir una veeduría internacional para cumplir con lo que viene planteando en cada una de sus reformas. Garzón aceptó y convocó a seis personalidades políticas del continente, entre los cuales se incluyó a Follonier, quien, por razones de salud, delegó a Gurzi el cargo.
Gurzi calificó como “positiva” la reforma, y explicó que, en contenido, “se habla de un viejo modelo y el nuevo modelo. El nuevo busca juicios orales y públicos por lo tanto necesitan espacios. Se crean juzgados de niñez, contravenciones y transito para atender a las nuevas necesidades”.
Si bien evitó la comparación con la realidad de nuestro país, por haber recorrido apenas dos provincias en su primera visita, Gurzi destacó que Ecuador es actualmente “un país en crecimiento con áreas de pesca, minería, petróleo y carreteras” lo cual lleva a que los conflictos que llegan a la justicia “sean diferentes a los que había que atender hace 20 años”.
Por último, Gurzi destacó la posibilidad de trabajar con una personalidad “muy respetada en Ecuador como en el resto del mundo”, en referencia a Garzón.