El hallazgo de un viejo fragmento audiovisual del historiador y periodista Osvaldo Bayer generó revuelo en redes sociales y reavivó el recuerdo de esta gran figura emblemática del anarquismo argentino.
En el video, que data de 2017 y fue emitido por el canal Encuentro, se ve a Bayer pegando carteles con la frase “¡Viva la libertad!” en una esquina de Buenos Aires. Al finalizar, se quita la gorra, mira a cámara y remata con un contundente: “¡Viva la libertad, carajo!”.
OSVALDO BAYER, EL BUENO
Este redescubrimiento no solo rescató a Bayer, fallecido en 2018, tras la afrenta a su monumento en Río Gallegos, sino que también puso en jaque la originalidad del eslogan que el presidente Javier Milei popularizó en sus discursos desde su etapa como candidato.
Hasta ahora, nadie (al menos con alcance masivo) había señalado que la frase que el mandatario utiliza como sello personal ya había sido pronunciada años antes por uno de los intelectuales más comprometidos con la memoria de los trabajadores anarquistas fusilados en la Patagonia a principios del siglo XX.
El fragmento resurgió en un contexto particular: la reciente demolición del monumento a Osvaldo Bayer en la entrada de Río Gallegos, un hecho que muchos interpretan como una orden política directa del gobierno nacional.
Inaugurada el 24 de marzo de 2023, la estructura homenajeaba su lucha por los derechos humanos y su incansable denuncia de la masacre obrera narrada en “La Patagonia Rebelde“, libro en el que se basó la icónica película de Héctor Olivera.
La excusa oficial de Vialidad Nacional para justificar su destrucción fue la necesidad de “mejorar la seguridad vial”, un argumento que no convenció a nadie y que más bien pareció un intento burdo de borrar la memoria de Bayer.
MILEI Y SU TIRO POR LA CULATA
Sin embargo, en un giro irónico, la eliminación de su monumento tuvo el efecto contrario: revitalizó su figura y su legado.
La viralización del video en el que Bayer grita “¡Viva la libertad, carajo!” lo convirtió en un símbolo de resistencia y, al mismo tiempo, dejó en evidencia que Milei sin admitirlo, le había robado la frase a un anarquista de izquierda.
El episodio suma otro capítulo a la larga lista de acusaciones de plagio que rodean al presidente. Muchas veces se lo señaló por copiar fragmentos de libros sin citarlos, al igual que su admirado dibujante Nik, quien es conocido por tomar chistes ajenos y presentarlos como propios.

Ahora, con el eslogan que lo catapultó al poder, Milei parece haber seguido la misma lógica: apropiarse de ideas sin reconocer su origen.
Pero este caso tiene un matiz aún más curioso: el libertario de derecha que se ufana de su lucha contra el “colectivismo” terminó adoptando el grito de un anarquista que siempre defendió las luchas obreras.
En su afán por instalar su imagen como líder revolucionario, Milei terminó resucitando sin querer a uno de los intelectuales que mejor documentó las injusticias del capitalismo salvaje.
Si el gobierno pretendía borrar a Bayer, lo que logró fue exactamente lo contrario.

