En la televisión argentina, cada tanto suceden momentos que parecen inventados por un guionista con demasiado tiempo libre. Esta vez, el protagonista fue Eduardo Feinmann, quien en su cruzada eterna contra Cristina Kirchner encontró un nuevo motivo de furia: nada menos que la supuesta visita de la cantante y actriz estadounidense Katy Perry al living de la casa donde la ex presidenta cumple arresto domiciliario.
Pero había un detalle mínimo que nadie en el estudio reparó en chequear: la foto era falsa, una edición hecha con inteligencia artificial que circulaba en redes sociales como chiste.
Una visita imposible convertida en noticia
Por lo visto y oído a Feinmann y a su producción no les tembló el pulso para indignarse, pontificar y hasta pedirle al juez que evite “esas visitas” o, directamente, que mande a Cristina a una cárcel común.
Lo notable no fue solo la bronca televisada, sino la manera en que se retroalimentaban en el aire. El conductor, su abogado columnista Gabriel Iesi y la periodista Mariel Fitzpatrick se daban manija mutuamente como si hubieran descubierto una conspiración internacional.
Nadie, absolutamente nadie, pensó en la posibilidad de que una foto en redes sociales podía ser simplemente un montaje digital. La falta de chequeo fue tan escandalosa que la escena se volvió rápidamente combustible para las redes, que explotaron de memes y carcajadas.
Feinmann, con gesto adusto y tono de fiscal enojado, parecía convencido de que Katy Perry había hecho escala en San José 1111, CABA, para compartir unos mates con Cristina.
Y no solo eso: justificó la “noticia” con otra foto de la cantante levantando un retrato de Eva Perón, como si ese fuera un indicio irrefutable de amistad peronista. Todo esto mientras su mesa asentía, agregaba leña al fuego y proponía soluciones judiciales para evitar el ingreso de estrellas pop a la vivienda de la ex mandataria.
La escena dejó en evidencia dos cosas: lo poco que entienden de tecnología y lo mucho que disfrutan indignarse. Porque en esta época donde hasta un adolescente detecta un montaje de inteligencia artificial en segundos, la producción de un canal de noticias lo tomó como material de investigación seria.
Del enojo solemne al ridículo televisivo
El resultado fue un papelón monumental: un conductor enojado con una visita que nunca existió, una mesa de opinólogos discutiendo un delirio y una audiencia que no tardó en reírse de semejante disparate.
Lo curioso es que todo esto sucedió en vivo, con total solemnidad. Nadie frenó la pelota, nadie dijo “che, ¿no será falso?”.
El show debía continuar, y así lo hicieron, hasta que la realidad los pasó por arriba. Lo que pretendía ser una denuncia política terminó siendo una comedia involuntaria que quedará en la antología de los grandes bloopers televisivos.
Mientras tanto, en Twitter los usuarios no tuvieron piedad. Los memes sobre el “bait” que se comió Feinmann se multiplicaron y la indignación del conductor pasó a ser trending topic. Al final, la noticia no fue la visita de Katy Perry a Cristina, sino la visita de la desinformación al estudio de A24. Y esa, a diferencia de la cantante, parece quedarse a vivir.