“Representante del maligno en la Tierra” y “zurdo hijo de puta”, “sorete mal cagado” y “pregonador del comunismo”, fueron algunas de las calificaciones que Javier Milei lanzó sobre el papa Francisco, con quien luego buscó amigarse y entablar una relación diplomática. Ahora, su nuevo funcionario buscará traer al sumo pontífice al país.
Se trata de Nahuel Sotelo, flamante secretario de Culto y Civilización nacional, quien dejó su banca en la Cámara de Diputados provincial para ser oficialmente designado en el cargo nacional desde hoy.
“El sueño de muchos y el mío es que Francisco pise suelo argentino en el mediano o largo plazo. Y si en algo puedo ayudar a lograrlo estaré para eso”, señaló Sotelo a La Nación sobre uno de los desafíos que tendrá su cartera después de una serie de viajes pospuestos por el Papa a la Argentina.
En otro plano, el joven conservador que apunta a la intendencia del populoso distrito de Quilmes en 2027, aseguró tener “buena relación con muchos de los cultos que se practican en el país”.
“Mi intención es fortalecer esos vínculos con el Gobierno. Tenemos un presidente que es muy espiritual y eso ayuda a la relación que podamos construir de acá a futuro con los diferentes líderes religiosos”, dijo.
El papa Francisco juega fuerte en la política argentina
Pese a la distancia, el líder religioso tuvo intervenciones clave en materia política en los últimos tiempos. Por ejemplo, en medio del debate de la Ley Bases se tomó dos poderosas fotos, incómodas para el economista libertario.
Por un lado, posó con integrantes del gremio de Aeronavegantes y una bandera de Aerolíneas Argentinas, una imagen que ya había sido acordada aún antes de los cambios a la norma que se debate en el Senado y que llevó a quitar a la compañía de bandera del listado de empresas públicas a privatizar y por otro, recibió al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, a quien el presidente considera su “enemigo político”.
Más tarde, en medio de la polémica por el grupo de diputados que visitaron a genocidas condenados por delitos de Lesa Humanidad, el Papa Francisco visitó a una familiar de una víctima del represor Alfredo Astiz.


