El gobernador Axel Kicillof realizará mañana un viaje relámpago a San Pablo, en donde buscará salir a vender bienes de producción bonaerense y traer inversiones brasileñas a la Provincia, un desafío de gran envergadura, en especial si se tiene en cuenta a sus interlocutores.
Desde el gobierno provincial justificaron la iniciativa con datos: el 60% de las exportaciones argentinas a Brasil provienen de la provincia de Buenos Aires, siendo el vecino país su principal socio comercial.
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Además que en el primer semestre de 2021, las exportaciones bonaerenses tuvieron un incremento interanual del 50,4%, apalancado por las ventas de productos industriales, en particular de autos. Según datos oficiales, casi la mitad de los autos exportados que se produjeron en territorio bonaerense, fue con destino a Brasil.
A su vez, el viaje de Axel Kicillof se da en un contexto en el que el gobierno nacional vine promoviendo el intercambio con su principal socio comercial, Brasil, a través de créditos a PyMEs exportadoras a tasas subsidiadas.
En junio pasado, el referente del Frente Renovador y presidente del Banco de Inversión y Comercio Exterior de Argentina (BICE), José Ignacio De Mendiguren, lanzó junto al embajador argentino en Brasil, Daniel Scioli, la creación de una línea para capital de trabajo por $500 millones para PyMEs que realicen o estén por realizar exportaciones a Brasil y la ampliación de los montos máximos para créditos en dólares con tasa subsidiada para exportadores, financiados a través del Fondo Nacional de Desarrollo Productivo (FONDEP).
De acuerdo a BICE, esa iniciativa incluyó condiciones especiales para promover la exportación a Brasil: a aquellas PyMEs que exportaron a cualquier destino se les amplía el monto máximo por operación que pueden obtener con bonificación de tasa 300.000 a 400.000 dólares. Mientras que quienes exporten o vayan a realizar su primera exportación a Brasil, tendrán un tope mayor de crédito de hasta 500.000 dólares.
Daniel Scioli, quien se muestra muy activo en su rol de embajador, en vistas también de su futuro político, resumió en oportunidad del lanzamiento de la línea crediticia el objetivo del gobierno nacional: “no esperar a que nos vengan a comprar sino salir a vender”. Y en esa línea se inscribe el viaje de la comitiva del gobierno provincial.
Al mismo tiempo, el primer viaje de negocios de Kicillof en la pos pandemia se da en el marco de la reducción del Arancel Externo Común (AEC) que aplica la unión aduanera que es el Mercosur.
Luego de los fuertes vaivenes sobre el futuro del Mercosur, y de la presión que ejercieron los gobiernos de Bolsonaro, Lacalle Pou y Abdo Benítez para reducir el arancel que se aplica a las importaciones extra zona, hace escasas semanas el canciller Santiago Cafiero selló con su par brasilero una reducción del 10% del AEC a una amplia gamas de productos.
El acuerdo permitió aflojar las tensiones en el seno del Mercosur, así como el gobierno argentino logró sostenerle el banquito a muchas de las industrias locales que aún no alcanzan la suficiente competitividad.
¿Qué es la FIESP a la que Axel Kicillof buscará cortejar?
El gobernador viajará directo a San Pablo junto a su ministro de Producción, Augusto Costa, y será escoltado por el embajador Daniel Scioli en una reunión con la FIESP, adonde los esperan alrededor de 70 empresarios brasileños y argentinos que comercializan en ese país.
La Federación de Industriales de San Pablo (FIESP) es la organización de empresarios industriales más poderosa de Brasil, tanto en términos económicos como políticos. Según sus propios datos, solo entre enero y septiembre de 2021, el estado de San Pablo exportó por un total de 42 mil millones de dólares e importó por un total de 50 mil millones; mientras que uno de los principales destinos de exportación fue precisamente la Argentina.
En términos políticos, la FIESP fue una de las promotoras del impeachment a Dilma Rousseff. Incluso cuando el gobierno del PT, en especial durante las administraciones de Inacio Lula da Silva promovió significativamente a la industria brasileña y las ganancias de sus empresarios, cuando Roussef quitó en 2014 los subsidios e incentivos aplicados desde la crisis de 2008, la FIESP no dudó en boicotear a su gobierno.
Paulo Skaf, el titular de la FIESP, y a cuya mesa mañana se sentará Kicillof y compañía, es un afiliado del PMDB, el partido que impulsó la destitución de Dilma, y alcanzó el poder tras lograrlo. Skaf incluso financió las campañas mediáticas y callejeras que desde 2013 socavaron su gobernabilidad.
Desde la FIESP, a escasas dos semanas del inicio del proceso de impeachment por parte del diputado Eduardo Cunha, probadamente corrupto, Paulo Skaf publicó un comunicado de la federación en apoyo a la destitución de la presidenta Dilma Rousseff, debido a el ajuste fiscal “que fue anunciado durante todo el año, pero nunca fue hecho” y la “total falta de credibilidad el gobierno”.
Pocos meses después, en abril de 2016, en otro comunicado de la FIESP, el anfitrión de Axel Kicillof en su desembarco a tierras brasileñas, Paulo Skaf afirmó: “Estamos convencidos de haber contribuido para el resultado positivo del juicio político”.
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