El virus no motorizó la protesta de la Policía bonaerense, aunque las medidas de protección en contexto de pandemia alumbraron una particularidad inédita en este tipo de reclamos: la participación de efectivos en actividad, en estado de servicio. En una fuerza verticalista que reprime con sanciones administrativas la participación de los uniformados en protestas de este tipo, el barbijo se transformó en un aliado para evitar el armado de sumarios internos contra los que se movilizan.
No abundan manifestaciones como la que despliega la principal fuerza policial del país por estas horas, pero sí reclamos anteriores que marcan un contraste con la situación actual. Verticalista, la Policía siempre recurrió para manifestar sus demandas a movilizar a sus familiares, en su mayoría ‘civiles’, para hacer oír su voz
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La distancia de la protesta del uniformado en actividad respondía siempre al temor de potenciales sanciones, habitual en este tipo de comportamientos que son considerados como actos de indisciplina, que derivan en sumarios internos que terminan en traslados, en el mejor de los casos, o exoneraciones.
El coraje para plegarse las medidas de protesta que escribió otros capítulos inéditos como el piquete con sirenazos en la puerta de la residencia oficial del Gobernador Kicillof, encuentra parte de su explicación en las medidas de prevención para evitar los contagios, los barbijos.
Por eso, muchos conocedores de los temores dentro de la fuerza para ponerle el cuerpo uniformado a las movilizaciones, entiende que el barbijo motorizo la protesta de los policías en la calle. La explicación es básica, y descansa en la sensación de anonimato de la que se apropian los policías para mostrarse en medio de los ruidosos piquetes.
“No te pueden identificar para iniciar una causa administrativa. Eso envalentonó a los uniformados para hacer públicas sus necesidades”, le dijo a INFOCIELO un efectivo con rango de oficial que se plegó a la protesta.
En los altos mandos de la fuerza hay opiniones variadas. Un grupo de la conducción policial ve la fórmula de la protesta que se ramifica por el territorio provincial como una desviación. Lo que menos les interesa es que los policías se muestren como “piqueteros”. Justamente la figura que contrasta con la del uniformado. Otros, sin embargo, la alientan mirando para otro lado. Anoche, en plena movilización, oficiales de servicio a cargo de los vigilantes que reclamaban, pasaban por los focos de convocatoria policial para mostrarse empáticos con los manifestantes.
El reclamo comenzó como manifestación espontánea ante la falta de actualización salarial, pero con el correr de las horas se amplió en una serie de otras demandan que incluyen medidas de prevención para atemperar el impacto del Covid-19 en los uniformados, democratización de la fuerza, derechos a una vianda digna, y provisión de uniformes.
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