El abrazo con Patricia Bullrich, quien le dio su apoyo de cara al balotaje frente a Sergio Massa, empieza a significarle un costo político a Javier Milei. El repentino acercamiento a “la casta” que defenestró a lo largo de toda la campaña le pega en el flanco de la coherencia, un capital que ningún candidato “nuevo” puede arriesgar.
Esto quedó en evidencia en las últimas horas luego de que se precipitara la primera renuncia al espacio libertario. La diputada electa por Entre Ríos, Liliana Salinas, ya avisó que no se integrará al bloque oficial de Milei y sus razones retumbaron en todo el liberalismo.
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Salinas, que es nada menos que la fundadora de La Libertad Avanza en Entre ríos, publicó un extenso comunicado en el que enumeró “errores” que llevaron a Milei a quedar segundo en las generales y a perder su lugar de favorito en la carrera presidencial.
“Nos quieren llevar a abrazar, acordar y tranzar con los mismos de siempre”, denunció la legisladora, presidente del partido PCP de Entre Ríos.
En esa provincia, Sergio Massa ganó la presidencial con el 33 por ciento de los votos, seguido de Milei, que sacó 30, es decir unos 26 mil votos menos.
En su análisis atribuyó la decisión de Milei a cierta “desesperación” por no lograr los objetivos trazados. Y adelantó que su espacio “no permitirá este manoseo escandaloso” y que generará un bloque propio bajo la denominación PCP.
“La motosierra y la bomba, al final se hicieron realidad, rompiendo lo que habíamos construido creyendo en las ideas que dejaron atrás abrazándose a lo más rancio de la casta política”, remató en su carta de despedida.
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