Un estudio de escucha social sobre más de un millón de comentarios digitales, elaborado por Reputación Digital, dibuja un retrato implacable de lo ocurrido tras las elecciones: La Libertad Avanza no cayó por obra de un adversario externo, sino por sus propios errores.
El informe, titulado “El Día Después en las Redes Sociales: La Trastienda de una Derrota Autoinfligida”, basado en el análisis de más de un millón de menciones en redes sociales, concluye que la narrativa dominante entre la militancia libertaria habla de un proyecto político que se autodestruyó desde adentro.
Tres causas, un mismo diagnóstico
La conversación digital se organiza alrededor de una tríada que aparece una y otra vez en las menciones: soberbia, conventillo y desorden.
- Soberbia, asociada a un liderazgo que dejó de escuchar y se encerró en sí mismo.
- Conventillo, en alusión a las peleas intestinas, disputas de poder y tensiones personales que consumieron las energías de la campaña.
- Falta de fiscalización, señalada como error operativo grave, síntoma de improvisación y descuido.

Según el estudio, estos tres elementos se convirtieron en el relato fundacional de lo que muchos simpatizantes describen como una “derrota entregada”.
Karina en el centro de las críticas
Otro hallazgo del análisis es la concentración de responsabilidades en un nombre propio: Karina Milei. Su rol como organizadora interna y gestora de disputas la convirtió en el principal blanco de reproches. En la red discursiva, su figura se asocia directamente a la idea de errores imperdonables.
En contraste, el estratega Santiago Caputo aparece prácticamente ausente en las conversaciones. Su invisibilidad digital lo dejó al margen de la atribución de culpas, lo que refuerza la idea de que el círculo de críticas es reducido y gira casi exclusivamente en torno a la hermana presidencial.
Un dato relevante es la manera en que los simpatizantes interpretan el rol de los medios. A diferencia de otros momentos políticos, no se responsabiliza al periodismo de inventar un relato adverso, sino de haber reflejado disputas que ya existían. Los “conventillos” internos se hicieron visibles a través de audios y filtraciones que circularon en los medios, pero que los propios seguidores reconocen como genuinos.
Frustración y exigencia de autocrítica
El tono que domina en las redes no es el de la bronca contra los rivales políticos, sino la desilusión consigo mismos. Se habla de “oportunidad perdida”, de una derrota que no fue inevitable, sino autoinfligida. De ahí surge una demanda de autocrítica y de cambios internos que, de no concretarse, podrían anticipar —según advierte el propio informe— “el prólogo de una decadencia prolongada”.