Hicimos las tareas de campo y eso le expliqué a kreplak. El producido de ese trabajo de inteligencia, como el producido de los trabajos que constan en la otra causa, se elevaban y hasta ahí llegaba nuestro conocimiento.
Uno está en una estructura vertical y le dicen que hay que investigar a una persona, no hay mucho para discutir.
Nosotros dependíamos orgánicamente del entonces director de Contrainteligencia, Dalmau Pereyra, que nos daba órdenes. Ahora, quién le daba las órdenes a él, o si eran ocurrencias de él, le compete a él explicarlo.
Nunca estuve en presente cuando el director o la subdirectora de inteligencia le daban órdenes a Diego Dalmau, pero mi opinión personal es que sí, que no tengo dudas de que las órdenes venían de arriba.
En el caso del Pata Medina, se supone que existía una precausa por lavado de activos. En otros casos ni siquiera se daban explicaciones, porque la realidad no somos quiénes para pedirlas.
Yo me puedo negar a cumplir una órden que es manifiestamente ilegal. No me pueden mandar a robar un auto, a violar un domicilio. Tareas de inteligencia se hacen. No pedíamos oficios judiciales porque no teníamos entidad para hacerlo.
Ninguna de las persoans que están en las causas denunció ninguna extorsión habiendo tenido dos oportunidades para hacerlo. Nadie denunció nada, evidentemente para nosotros no trabajábamos. El fallo de la Cámara, uno trata de ser respetuoso de lo que dice la Justicia, pero si uno mira el mapa completo: nuestra causa, instituto patria, ara san juan, el proyecto AMBA, interpreto que para la Justicia la AFI tenía un director, una subsidrectora y 2 mil cuentapropistas.
Yo en ningún momento investigué a la vicepresidenta.