Es una batalla. Así está planteado. La batalla de UNO. Un partido que empezó a calentarse en Río, acaso más de la cuenta, acaso cuando nadie lo esperaba. Y que con el correr de las horas fue levantando temperatura. Por lo que pasó en la ida, por un arbitraje que Flamengo cuestionó, por una serie que amenazó con cerrarse en los primeros 20 minutos y que quedó más abierta que nunca. Una revancha que, entonces, llega caliente, con el Fla advertido de un clima hostil y recluido en un hotel de máxima seguridad.
El clima empezó a agitarse con la expulsión del ecuatoriano Gonzalo Plata y el gol de Guido Carrillo en el final del partido. Ahí mismo, la serie cambió. Flamengo, el gran candidato, pasó de sentir que tenía la serie en la mano a quejarse del arbitraje y a entrar en una persecución impropia de la situación. Las declaraciones, luego, hicieron su parte.
Carrillo, el salvador del Pincha en Río, dijo lo suyo: ““Esto es Estudiantes, no tenían que darnos por muerto”. Al mismo tiempo, Eduardo Domínguez, en conferencia, pedía respeto ante los que creían que el Pincha era un invitado a la fiesta del Fla que no fue. “Para estar acá fuimos campeones, no somos invitados. Hay que respetar esas situaciones y la historia del club, tenemos cuatro Libertadores. Nosotros no vamos a desmerecer situaciones por el gran poder económico de Flamengo. Tienen que respetar”, fue su mensaje.

Unos metros más allá, en el mismísimo Maracaná, Flamengo ya era pura queja. Y también lamento. A pesar de todo su poderío económico. ““Me parece escandaloso y vergonzoso que en la máxima competición de Sudamérica sigamos viendo cosas así”, sentenció y luego reclamó: “Le pido a la CONMEBOL que preste atención para el partido de vuelta porque esto no puede volver a suceder. Es importante que alguien salga y se pronuncie”, dijo el director deportivo del club.
Filipe Luís también hizo su parte, su reclamo. “Me gustaría mucho que explicaran cómo un árbitro pudo tener tantas ganas de expulsar a un jugador como las que tuvo de expulsar a Plata. Lo tengo en mente y me gustaría mucho que lo explicara. Lo que espero es que este árbitro no vuelva a arbitrar la Libertadores de ahora en adelante. ¿Nuestros partidos? ¡Dios no lo quiera!”.
Reclamos, gestiones y un clima extraño
A partir de ahí, Flamengo se movió rápido. Y en menos de 24 horas, en una respuesta inusual para la Conmebol, el Tribunal de Disciplina de ese organismo le comunicó al club que le iba a retirar la segunda amarilla a Gonzalo Plata, por lo cual su expulsión quedaba sin efecto. Es cierto que se hizo la justicia que la jugada pedía, porque el VAR no pudo interferir al no ser roja directa, pero la celeridad de la enmienda del fallo llamó la atención y el equipo carioco lo anunció antes que nadie en sus redes. Incluso, antes que lo hiciera formal la CSF.
Pese a eso, desde los medios partidarios, se cambió la narrativa. De repente el juez pasó a ser un villano que, por algún motivo, en la cuna de los arbitrajes localistas y las decisiones arbitrales polémicas, eligió discrecionalmente favorecer a Estudiantes. Y llevaron esa misma paranoia a la revancha.
Incluso, mostrando lecturas de labios en una situación en la que el cuarto árbitro habla con Domínguez sobre una advertencia para Román Gómez. “El lateral derecho ya tenía amarilla, Giorgian (De Arrascaeta) recibió falta de él y el cuarto árbitro se lo informó al técnico de Estudiantes. Dijo que el jugador ya estaba amonestado y que el árbitro lo expulsaría en la jugada siguiente”, advirtió Bruno Henrique.
El clima de la revancha
A partir de ahí, el partido de este jueves entró en el terreno de la épica de la viejas batallas en el Coliseo romano. Como si fuera una gran lucha de dos gladiadores de Copa, así está planteada la vuelta en UNO. Flamengo, incluso, tomó resguardos de seguridad. Eligió ir a un hotel, en Hudson, bien aislado, ubicado en un condominio, para evitar la cercanía con el público. Nadie entra sin autorización.
De esta forma, buscaron tener mayores garantías de que no exploten bombas de estruendo en la noche previa ni nada que afecte el descanso de su millonario plantel.
Mientras tanto, la gente del Pincha prepara un recibimiento espectacular, para hacerle sentir al Mengao la localía y la presión que sentirán en UNO. Será, sin dudas, una noche épica. Una nocha de Copa Libertadores. Como las de antes…