La extraordinaria relación que tienen Gimnasia y los uruguayos perfectamente puede extenderse también a las uruguayas. Sucede que Sofía Olivera es un nombre que bien podría estar a la altura de Pablo Bengoechea, José Perdomo, Guillermo Sanguinetti o Diego Alonso.
Sucede que Sofía es la arquera del plantel femenino que tuvo un excelente semestre, peleando el torneo y ganando una gran cantidad de partidos. Su enorme presente le valió continuidad en la selección uruguaya que comenzará a entrenarse el lunes para disputar la Copa América, que la transformará en la primera jugadora del club en jugar una competición de semejante magnitud.
Matera, familiera y del Lobo
Sofía nació hace 33 años en el barrio Cerro de Montevideo y empezó a jugar al fútbol en Rampla. Luego pasó a Cerro y su llegada a un grande, como Peñarol, empezó a cambiarle la vida. Ese fue el click. El Carbonero decidió invertir en fútbol femenino allá por el 2016 y ella lo tomó tan en serio como el club. Entrenamientos todos los días, cuidados para jugar y la meta de poder usar el fútbol como algo más que un hobby.
Luego de cinco años de trabajo logró su objetivo. Tomó la determinación de cruzar el charco para probar suerte en Argentina y vaya si le fue bien. Su primer club fue Rosario Central, para edificar una carrera que la ponen entre las arqueras más destacadas del país.
De allí jugó en UAI Urquiza, Belgrano y Gimnasia. La clave para optar por aportar su experiencia en el club es la cercanía con la estación de Buquebús para poder visitar a su familia sin más complicación que tomarse un barco.
Su llegada al club se cristalizó de la mano del Juan Manuel Cubelli, su agente, quien trabaja hace años potenciando el futbol femenino de la región. De hecho, ambos tienen un acuerdo: cada vez que viaja trae un paquete de yerba distinta para probar las bondades de la yerba uruguaya más allá de la ultra conocida Canarias.
Hoy a Olivera la carrera le regala una historia más: jugar la Copa América en su país y ser la primera representante de Gimnasia en poder lograrlo.