Una noche de terror en el Maracaná. Sí, eso fue lo que vivió Estudiantes en su visita a Flamengo por los cuartos de final de la Copa Libertadores. El equipo de Eduardo Domínguez tuvo un inicio de partido tormentoso y no logró recuperarse. Sin embargo, así y todo, pegó en la última del partido y sigue vivo en la Copa.
Fueron dos goles en 10 minutos -el primero de ellos a los 15 segundos- y un golpazo casi letal para el Pincha. Casi porque a pesar de convertir dos tantos rápidamente, el local tuvo oportunidades para marcar el tercero y comenzar a liquidar la serie, pero en ello estuvo la buena presencia de Muslera que salvó a su equipo de un verdadero papelón.
Por momentos el Pincha casi ni compitió y se transformó en un espectador de lujo. Un espectador que presenció en primera persona todo el despliegue futbolístico de uno de los mejores planteles del continente, sino el mejor. Un Pedro sobresaliente siendo referencia absoluta de ataque, un De Arrascaeta silencioso que manejó los hilos del partido, un ida y vuelta constante de los laterales, y así con el equipo entero.

Lo que se podía imaginar del partido en la previa terminó ocurriendo pero a una escala impensada. El dominio del Mengão fue total y superó al Pincha en cada rincón de la cancha. Aún así, y aunque resulte difícil de entender, Estudiantes sacó chapa sobre el final, aprovechó el hombre de más por la expulsión de Plata y encontró, en los pies de su goleador, Guido Carrillo, un gol que vale oro.
A pesar de todo, del inicio abrumador de Flamengo, de las dudas y las imprecisiones de Estudiantes y del mal partido que hizo en el Maracaná en líneas generales, el equipo de Domínguez volverá a La Plata con vida y con tan solo un gol de diferencia por remontar.