No fueron las medias grises que Bilardo recuperó para darle un toque místico al campeón del 82 y que se repitieron en la conquista de la Copa Argentina 2023. Tampoco fueron las negras con vivos rojos y blancos, las de la gloria del equipo de Zubeldía. Aquellas medias quedaron en la historia por otra razón, más ligadas a los tiempos difíciles y a un cruce que todavía se recuerda, porque ante ese rival ahora reeditará por los cuartos de la Libertadores unos de los viejos duelos de aquella Supercopa de los 90.
La cuestión es que aquel 13 de septiembre de 1994, Estudiantes enfrentó al Flamengo en el Maracaná con las medias más extrañas que de toda su historia: negras y blancas a rayas horizontales. Medias de rugby. Medias del Club Atlético San Isidro (CASI), por decirlo de alguna forma, por los colores. Y no faltó quien, al verlas, se preguntara cómo, por qué, cuál fue el motivo…
Pues bien, ese equipo que dirigía Russo y Manera y que ya jugaba en el Nacional B de entonces vivía algunas carencias del momento. No era el Estudiantes actual. Era uno en crisis deportiva e institucional. Al punto que el plantel viajó a Río a enfrentar a Flamengo sin medias en su utilería. Sí, no había medias, entre otras indumentarias que escaseaban. Una situación que describía, a todas luces, el triste presente de aquel entonces.
Es cierto, estaba en plena transición de una marca a otra: de Adidas, con la que se fue al descenso, a Olan, con la que lo logró el ascenso un año después. Pero en ese traspaso no faltaban los remaches para poner los números, las camisetas con franjas diferentes a otras y los faltantes en el tema medias.
A comprar medias en Río
Ante esta situación, Russo y Manera se hicieron cargo de la urgencia. Al llegar a Río, con los utileros, salieron a recorrer algunas casas de deportes que pudieran cubrir con la necesidad. Así fue llegaron al Shopping Rio Sul, uno de los más populares de esa ciudad para buscar las medias que, de alguna forma, se adecuaran a la indumentaria del club. Resulta que el problema no era tanto de color, sino de cantidad. Necesitaban las mismas medias para titulares y suplentes y eso complicó la búsqueda, porque en muchas tiendas no había el stock suficiente.
Es por eso que sólo consiguieron en una casa la cantidad suficiente de medias blancas y negras a rayas verticales. Y no lo dudaron. Una situación que hoy parece insólita, hasta inconcebible, pero que marcan otros tiempos del fútbol y del club. Era lo que había en definitiva. Y que pudieron comprar gracias a que uno de los técnicos puso su tarjeta de crédito.
Las medias trajeron suerte
La cuestión es que la movida, al fin de cuentas, no salió tan mal. Aquella noche, en el Maracaná, con medias de rugby y descendido, Estudiantes igual mostró su gran chapa copera y se llevó un 0 a 0 en el partido de ida. Por eso, en la revancha, en UNO, las mismas medias volvieron a salir a la cancha pero ya no por necesidad sino por cábala. ¿El resultado? El Pincha le ganó al Flamengo 2-0, lo eliminó y pasó de ronda.