Fue una imagen dantesca, aunque cualquiera que viva el futbol de manera pasional sabrá entender de qué se trata. El cierre del partido en el Monumental dejó una perla maravillosa, que recorrió redes sociales hasta hacerse viral.
Todo sucedió en el final del partido cuando el impresentable árbitro Nazareno Arasa dio nueve minutos de adición, cobró un inexiste penal que no anuló aún a instancias del VAR y le dio a River la chance de empatar.
Fue entonces cuando aparecieron otra vez las manos salvadoras de Insfrán para corregir el rumbo del partido y dejar a Gimnasia a tiro de la salvación una vez más.
En medio de los festejos fue que se dio una imagen bien de potrero. En ella puede verse como Augusto Max y Manu Panaro sacan desde lo más profundo de sus ser un grito de desahogo para celebrar la victoria ¡en la cara del árbitro!
Lógicamente –tal vez a sabiendas de que estuvo mal- el árbitro prefirió mirar para otro lado y no sancionar el exceso cometido por ambos futbolistas, que tuvieron la reacción que cualquier hincha podría haber tenido en una situación de semejante presión.

