Desde la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP) ensayaron una explicación al por qué la carne está tan cara para los bolsillos argentinos. Fue Ignacio Kovarsky, el presidente de la entidad que nuclea a productores agropecuarios, en diálogo con Palabras más, Palabras menos, el programa matutino de La Cielo 103.5.
“La carne argentina es más barata que en cualquier otro país de la región, pero nosotros no la podemos comprar”, aseguró el dirigente oriundo de Trenque Lauquen.
Kovarsky explicó que más allá del precio en dólares, el problema de fondo está en el deterioro del salario real. “Lo que ha pasado es una degradación de los sueldos. Hasta ahora veníamos anestesiados porque la inflación subía y los sueldos corrían atrás. Pero ahora la capacidad de compra se cayó y por eso se consume menos carne”, advirtió.
Según datos del propio Kovarsky, en la actualidad solo el 20% de la carne argentina se exporta, mientras que el 80% se destina al mercado interno. “Dependemos muchísimo del consumo local y ese consumo viene en baja. Hoy estamos por debajo de los 40 kilos anuales por persona, cuando supimos estar en 80”, graficó.
Además, señaló que el precio de la carne en góndola está muy lejos de lo que recibe el productor. “Nosotros vendemos el kilo de animal a $3.000 y en la carnicería lo ves a $12.000 o más. Eso tiene que ver con impuestos, logística y márgenes de intermediarios”, denunció.
En ese sentido, Kovarsky cuestionó también el peso de la carga fiscal sobre los alimentos. “La canasta básica de los argentinos tiene un 47% o 50% de impuestos. Cada vez que comés un pedazo de queso, un litro de leche o un corte de carne, la mitad son impuestos”, disparó.
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Presentó algunos de los trabajos en un tramo entre los municipios de Daireaux y Trenque Lauquen
Por último, el presidente de CARBAP consideró que las distorsiones en el mercado de alimentos son un problema estructural del país y que se repiten gobierno tras gobierno. “Tenemos un sistema de comercialización desordenado y una presión impositiva asfixiante. Y mientras tanto, seguimos discutiendo lo mismo hace décadas”, cerró.
