Investigadores de la Universidad Nacional de Luján (UNLu) desarrollan biomateriales a partir de huesos de vaca que pueden sustituir al tejido óseo en distintas aplicaciones médicas, como ortodoncia y ortopedia. Estas piezas, producidas con materia prima local, resultan más económicas y biocompatibles que las fabricadas con titanio u otras biocerámicas importadas.
El proyecto se realiza en colaboración con la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), y apunta a la elaboración de apatita carbonatada en bloques y gránulos. El insumo base es el hueso esponjoso y cortical del fémur bovino, que ofrece propiedades clave para su integración al cuerpo humano.
La investigación se enmarca en una iniciativa multidisciplinaria que busca desarrollar alternativas accesibles, con alto rendimiento clínico, que reduzcan la dependencia de materiales importados y eleven las capacidades del sistema de salud argentino.
Una cerámica con el poder del hueso natural
Uno de los desafíos en este campo es lograr cerámicas porosas que mantengan buena resistencia sin quebrarse fácilmente, lo cual suele limitar su uso a defectos óseos pequeños o zonas sin carga estructural. En este proyecto, los científicos aprovechan la estructura combinada del hueso esponjoso —rico en microporos— y el cortical, más denso y resistente.
La porosidad mejora la integración del implante en el cuerpo, ya que facilita la absorción de proteínas y la difusión iónica, mientras que la resistencia mecánica lo hace viable en zonas sometidas a estrés, como articulaciones o cavidades dentales. Esta doble funcionalidad amplía considerablemente las posibles aplicaciones clínicas.
En paralelo, los investigadores destacan que el uso de huesos bovinos, un recurso abundante y accesible en el país, permite sortear trabas económicas y logísticas que imponen los insumos médicos importados.

Biocompatibilidad comprobada y ensayos en marcha
“Hemos hecho análisis in vitro que demuestran que este material no genera ningún tipo de incompatibilidad con el tejido óseo”, señaló José Guerra-López, académico de la UNLu y responsable del estudio. Además, ya iniciaron los contactos con el Laboratorio de Investigaciones en Osteopatías y Metabolismo Mineral de la UNLP para avanzar hacia ensayos in vivo.
Las pruebas, que se realizarán en ratones, perros y vacas, constituyen la fase previa a la solicitud de autorización de la ANMAT para su aplicación en humanos. Los científicos confían en que, de superar estas etapas, los biomateriales podrán usarse primero en el Hospital de Luján y luego escalar su distribución a nivel nacional.
La potencial accesibilidad de este insumo local podría representar un cambio sustantivo en el acceso a cirugías que hoy resultan prohibitivas para buena parte de la población.
Materiales que reducen infecciones y promueven la regeneración
Además de su buena integración biológica, los biomateriales se combinan con biocerámicas bactericidas de origen sintético, lo que permite reducir el riesgo de infecciones en el quirófano. Esta propiedad es clave, ya que las infecciones posoperatorias representan una de las principales causas de complicaciones graves en cirugías óseas.
En esa línea, se está desarrollando también una hidroxiapatita sintética dopada con zinc, reconocida por sus propiedades antibacterianas. Este material se destaca por su estabilidad y por mantener la compatibilidad con los tejidos humanos.
Los ensayos in vitro ya demostraron que la versión obtenida por los investigadores argentinos ofrece resultados superiores en comparación con productos similares del mercado internacional.
Trabajo conjunto con alcance internacional
Guerra-López remarcó que sustituir o complementar al titanio en cirugías permitiría democratizar tratamientos médicos hoy concentrados en sectores con mayor poder adquisitivo. “El objetivo final del proyecto es poder aplicarlo en el Hospital de Luján y, con el tiempo, abastecer a todo el país”, expresó.

