Casi mil de los 29.485 casos confirmados de COVID-19 en las últimas 24 horas corresponden a la Ciudad de Mar del Plata en donde, producto del inicio de la temporada de verano y en la primera semana de la quincena inicial de enero, la afluencia de turistas colma los centros de testeos. Por caso, ayer surgió una tensa discusión entre las personas que arribaron con síntomas y las y los efectores de salud que no dan abasto.
Justo cuando uno de los móviles de C5N retrató la angustia de la gente en las largas filas que se forman en las postas itinerantes -que no son más que ambulancias o motor home dispuestos en la costanera- donde se realizan hisopados, se dio una discusión entre uno de los pacientes y otro de los trabajadores sanitarios.
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“¿No entendés que no nos dan las manos?”, le preguntó altisonante el efector de salud a la persona que registraba síntomas de COVID-19 cerca del balnearia de La Bristol en Mar Del Plata.
Esta respuesta en tono de indagación y hartazgo de parte del trabajador partió ante la situación de un hombre que se abalanzó sobre el camión sanitario y quiso agredir a uno de los tres trabajadores. “Si sos guapo bajate. ¡Da la cara, salame!”, lo increpó.
Por su parte, una mujer les reclamaba a los efectores de salud que les dieran un papel en el que les garantizaran que tendrían “prioridad” en la fila para testearse en Playa Grande, donde ya había un nutrido grupo haciendo fila. “Reclamamos que nos respeten el lugar. Estamos desde el mediodía. Somos 15 personas”, repitió.
Lo cierto es que ante la abrupta suba e contagios previa a las Fiestas de Navidad y Año Nuevo, a las y los trabajadores sanitarios de los centros de testeos los tomó por sorpresa ya que fueron en reducción de las jornadas laborales ante la poca demanda de las semanas anteriores.
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