La postal fue elocuente: mientras los presidentes Emmanuel Macron y Luiz Inácio Lula da Silva se despedían del Papa Francisco en la Basílica de San Pedro, Javier Milei aterrizaba en Roma sin llegar a tiempo para estar presente en el último adiós al pontífice argentino. El Presidente de la Nación, que viajó junto a una comitiva de al menos siete funcionarios nacionales, llegó a la capital italiana recién a las 19 horas locales (14 en Argentina), cuando ya se cerraban las puertas de la Basílica por donde pasaron cientos de miles de fieles.
El avión presidencial ARG-01 tocó tierra en el aeropuerto de Fiumicino con varias horas de retraso respecto al cronograma original, alterado por decisión del propio Milei. A último momento, el mandatario resolvió interrumpir el duelo nacional que él mismo había decretado para asistir a un acto privado en la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas (ESEADE), donde entregó el doctorado Honoris Causa al economista español Jesús Huerta de Soto. La ceremonia, de apenas 20 minutos, fue suficiente para correr la partida hacia Roma: originalmente prevista para las 22 del jueves, terminó despegando a la medianoche del viernes.
El show libertario dejó al Presidente fuera del sepelio
La decisión de anteponer un evento ideológico en una universidad fundada por su referente Alberto Benegas Lynch (h) al sepelio de un Papa argentino generó críticas no solo por el gesto político, sino por sus consecuencias logísticas. El resultado fue un arribo tardío, cuando los principales líderes del mundo ya se encontraban en el Vaticano rindiendo homenaje a Francisco.
Además, la numerosa delegación que acompañó a Milei también generó ruido. A pesar de que desde la Casa Rosada se la calificó como una “comitiva mínima”, lo cierto es que estuvo integrada por su hermana y secretaria general, Karina Milei; el canciller Gerardo Werthein; el jefe de Gabinete, Guillermo Francos; las ministras Patricia Bullrich y Sandra Pettovello; el vocero presidencial Manuel Adorni; y el secretario de Culto, Nahuel Sotelo.
En cambio, Macron y Lula no solo llegaron a tiempo, sino que estuvieron presentes en la Basílica de San Pedro para despedir a Francisco. El presidente francés, acompañado por su esposa Brigitte, permaneció unos minutos frente al féretro. Lula, por su parte, acudió con una comitiva amplia que incluyó a su hija, la ex presidenta Dilma Rousseff, y autoridades del Congreso y la Corte Suprema de Brasil.
Este sábado, Milei sí participará del funeral formal junto a otros jefes de Estado. La ceremonia tendrá lugar en la Basílica de Santa María la Mayor, donde será trasladado el féretro del Papa. Sin embargo, el retraso de su llegada ya dejó en evidencia lo que muchos califican como un papelón diplomático: el Presidente argentino no estuvo donde tenía que estar, cuando más se esperaba su presencia.
