No hace falta ser un avezado analista político para darse cuenta de que a los libertarios se les está cayendo la careta con una torpeza que ni en la obrita escolar de fin de año. Porque si la “vieja política” era criticada por clientelar, prebendaria, populista, chorra y pobrista, la “nueva” versión que nos trajo Milei con promesas de libertad, transparencia y mérito individual, resulta tener las mismas mañas… pero sin la más mínima producción para disimularlas.
EL CELULAR ROBADO POR “LA MILITANCIA DEL BIEN”
¿Ejemplos? Sobraron esta semana. Uno fue casi poético. Un periodista de La Nación+, el canal elegido por el oficialismo para hablarse al espejo, cubría este miércoles en Recoleta el cierre de campaña de Manuel Adorni… ¿Qué pasó? Le robaron. En vivo. En pleno acto. En medio de la marcha de la gente de bien. El notero, resignado, dijo al aire a la conductora y mujer del ministro de Defensa: “Me robaron el celular, Cristina”. Pero no estaba en las estigmatizadas “La Matanza o Quilmes”, ni siquiera en Constitución ni en Once. Estaba entre supuestos votantes propios que vienen a terminar con la inseguridad…Bueno.
Segundo acto (de la misma obra): varios manifestantes comenzaron a reclamar, también en cámara, que no les pagaron lo prometido. Fueron por 25 lucas. Algunos cobraron 10. Otros, nada. Con cartelitos improvisados, remeras violetas, y cara de pocos amigos, denunciaban que los habían “arreado” como ganado. Y ahí se escuchó todo: que los trajeron engañados, que les dijeron que iba a haber comida, que esto no era lo acordado. Un sketch de Capusotto, pero sin comicidad.
SUMALE A VIALE
Y eso que no pasaron ni tres meses del papelón de la entrevista en TN entre Milei y Jonatan Viale, cuando Santiago Caputo apareció desde las sombras para censurar en tiempo real. ¡En su propia entrevista armada para limpiarle la imagen tras el escándalo de LIBRA!, y con el supuesto periodista como cómplice necesario de la farsa.
A ver, lo grave no es sólo que hagan lo que criticaban. Es que lo hagan tan mal. Que a cada puesta en escena se les vean los piolines, el apuntador y hasta el tipo que lleva el catering.
Mientras en las redes sus alfiles más obedientes dicen “bueno, esto lo hacen todos los partidos”, olvidan que ellos se definieron como los únicos distintos. Que venían a “tirar la casta” y a cortar con los punteros. Pero resulta que los punteros ahora son libertarios con el pase en su poder y frases hechas.
La conclusión es sencilla: no sólo mienten. Lo hacen con menos estilo. Y además, se les nota. Se los ve armando entrevistas a medida, se los ve contratando a pobres para hacer bulto, se los ve cuando los pobres protestan porque ni siquiera les cumplen. Se los ve choreando, se los ve manipulando, se los ve mintiendo.
Se les ven los hilos. Y no hay escenografía que aguante tanta improvisación.

