¿Qué convierte a una persona en una leyenda? ¿Sus hazañas, sus conquistas, su popularidad en vida o tras su muerte? Valentino Rossi, el piloto más exitoso en la historia del motociclismo, tiene una respuesta: “Siento que entretengo a muchas personas cada domingo. Hay una o dos horas del domingo donde no tienen que pensar en nada y solo miran las carreras. Esa es la razón por la que soy una leyenda”, expresó hoy al momento de anunciar su retiro de las pistas.
Tras 26 temporadas, el mito de “Il Dottore” decidió pisar el freno para siempre. “Decidí parar al final de esta temporada. Es difícil, es un momento muy triste decir que el año que viene ya no estaré compitiendo con la moto, que es algo que llevo haciendo hace unos casi 30 años”, manifestó en conferencia de prensa.
De este modo, a sus 42 años Valentino Rossi correrá su última carrera profesional al final de temporada en el circuito de Cheste. “Fue un largo recorrido y realmente fue muy divertido. Puedo decir que he vivido momentos inolvidables con mis equipos, mis amigos”, describió Valentino con su icónica sonrisa que quedará impreganada en la memoria de todos y todas los moteros.
Con 9 títulos mundiales (7 de ellos en la máxima categoría), 115 victorias, 235 podios, 65 poles y 96 vueltas rápidas a lo largo de 423 carreras, el piloto achacó la decisión a sus malos resultados de las últimas temporadas.
“A principios de año quería continuar, pero tenía que entender si era suficientemente rápido. Desafortunadamente los resultados fueron inferiores a los esperados y fui pensando cuál iba a ser el próximo paso”, afirmó el motociclista de velocidad, quien aún a sabiendas de sus innumerables campeonatos, sobrepasos y locuras que hicieron delirar a varias generaciones, se reprochó: “Me entristece no haber ganado el décimo título, especialmente porque creo que me lo merecí”.
Hijo de Grazziano, un otrora piloto nacional de motociclismo, Valentino comenzó a sentir el vértigo de la velocidad subido a un kárting en su pre adolescencia. Por entonces, soñaba con ser piloto de Fórmula 1, pero la economía terminó por inclinarlo por las dos ruedas. Ahora, tras su retiro, el italiano piensa en volver a los autos, y declaró: “Voy a competir en autos desde el año que viene. No está decidido al 100%, pero siento que voy a ser piloto de auto el resto de mi vida”. Una vida de adrenalina no se calma así como así.
“Mis mejores años”
Valentino Rossi empezó a destacar subido a una mini moto a la edad de 12 años. Ya en 1996 le daría gas a las 125cc de Aprilia y, al año siguiente, tras diez carreras alcanzó el primer puesto en el circuito de Verna, en la República Checa. Para 1998, empezaría a volar a unos 298km/hs en la categoría de 250cc. Y en 1999 sería campeón, al ganar 9 carreras y quedar con una ventaja de 48 puntos sobre el segundo. Su casco amarillo furioso saltinbanquearía en los festejos; el pase a la máxima categoría estaba asegurado.
Fue en entonces cuando el piloto alcanzó a competir en la categoría Reina, con motores de dos tiempos de 500cc; y en 2001, ganaría su primer campeonato del mundo en lo más alto del motocilismo, que hoy recordó como uno de los tres mejores momentos de su carrera.
Otro de los momentos corresponde a 2004, cuando tras pelearse con la marca Honda -con la cual consiguió su quinto título mundial-, decidió cruzar de vereda, competir con Yamaha y volver a ganar otro título en la temporada de ese año.
El primer traspié de ese virtuoso ascenso ocurrió en 2006, cuando deslizaría sobre el asfalto su brillante mameluco amarillo Camel, al caer en una curva del circuito de Valencia y perder el campeonato frente al estadounidense Nicky Hayden.
Tras dos temporadas irregulares, el 2008 sería el año de consagración y otro de sus “mejores momentos”. No solo que volvió a ganar el campeonato mundial, sino que además rompió el récord del histórico piloto Giacomo Agostini de 68 victorias en la máxima categoría del motociclismo.
En el medio, y hasta la actualidad, Valentino Rossi dejaría una frenada imborrable en los apasionados de este deporte, con sus disputas con Jorge Lorenzo y la tan debatida patada a Marc Márquez. Tan grande leyenda viviente la de este piloto italiano que en su propia escuela de pilotos, formó a los más destacados motociclistas de la actualidad. El brillo metálico de la escultura emplazada en su homenaje en el Museo de Termas de Río Hondo, lo recordará por siempre.