La ida de los mata-mata coperos suelen ser partidos cerrados. Los equipos protagonistas, y más aún cuando presentan la jerarquía y el nivel que tienen Estudiantes y Cerro Porteño, se muestran cautelosos y precavidos. El Pincha y el Ciclón no fueron la excepción y jugaron en Paraguay pensando más en La Plata, sin tomar mayores riesgos.
Ambos tuvieron su momento en el partido, como así también situaciones claras de gol, y ambos arqueros tuvieron que lucirse para evitar la caída de su arco. Sin embargo, sobre el final del encuentro, el penal lo cambió todo. Carrillo cayó en el área, el juez sancionó infracción y Ascacibar no perdonó.
Aunque la jugada levantó polémica y se definió tras una larga discusión, la diferencia que marcó el Ruso desde los doce pasos fue merecida, teniendo en cuenta que el equipo de Domínguez fue el que se hizo cargo del protagonismo del partido y el que más insistió durante los 90 minutos.
Es cierto que por momentos el Pincha se mostró impreciso, sobre todo en las transiciones y en el mediocampo, con un Alexis Castro que con los minutos fue sufriendo cada vez más su posición al lado de Ascacibar. Aún así, supo controlar varios tramos del partido y manejando bien la pelota y dominando a Cerro en La Nueva Olla.
El local optó por defender cerca de su arco durante los primeros 45 minutos y no complicó al Pincha por demás, aunque sí lo hizo en el complemento cuando se mostró más ambicioso, adelantó sus líneas y ganó el mediocampo. Allí apareció la jerarquía y calidad del arquero uruguayo, Fernando Muslera, para tapar pelotas claves que mantuvieron su arco en cero.
Y cuando parecía que finalmente era empate en la ida, hasta el momento un empate que tampoco le sentaba mal al Pincha, Carrillo guapeó en ataque con los centrales rivales y ganó el penal que definió todo. Un triunfazo del equipo de Domínguez que se quedó con el primer chico y llegará con la ventaja al partido de vuelta en UNO.