Fue un escándalo. Una batalla. Que por momentos pudo terminar peor. Porque los videos, en definitiva, mostraron la ira de los socios contra los dirigentes, con sillazos, huevazos, botellazos y agresiones físicas. La Asamblea, de hecho, debió suspenderse. Y luego se reanudó. Ahí, se aprobó el balance, pero solo para no poner en problemas la institucionalidad del club. Porque la memoria y el presupuesto fueron desaprobados. Todo, en el medio del caos.
La cuestión es que otra vez los dirigentes se fueron bajo un escándalo y muchos de ellos debieron recibir asistencia médica. El principal fue Mariano Cowen, el presidente del club, que le dieron un latigazo con un micrófono que le dejó inmovilizado el brazo.
Por eso, con mucho dolor en esa zona y en el hombro, el presidente de Gimnasia, que apenas llegó al Poli fue recibido con mucha hostilidad por ser la cabeza de la Comisión Directiva, terminó siendo uno de los heridos de uno de los días más tristes para el club, porque está claro que lo que pasó en el Poli quedará por mucho tiempo en la memoria.

Sobre todo, porque se trató de una Asamblea con presencia récord, con más de 1.200 socios y socias presentes, que mostraron por un lado la preocupación de la gente por el club, pero que en definitiva terminó siendo parte del caos general, con agresiones y algunos ex dirigentes tomándose a golpes de puño.
Una jornada, sin dudas, para olvidar, y que obligará a Gimnasia a buscar la manera de salir de este oscuro presente institucional y deportivo, con un riesgo futbolístico que todavía no le da respiro.



 
                                    