Sí, la Copa Libertadores son 180 minutos. Así como lo dijo Eduardo Domínguez, Estudiantes hizo la primera parte del trabajo en Paraguay y lo concretó en el Estadio de UNO. No se lució ni brilló, pero tampoco sufrió ni pasó sobresaltos. Ante un flojo Cerro Porteño, se limitó a controlar el partido y clasificó a la siguiente etapa.
Durante el primer tiempo el partido no tuvo mucho ritmo. El Pincha fue inteligente para jugar con la ventaja a favor que obtuvo en La Nueva Olla e intentó controlar la pelota, hacer correr los minutos y, por sobre todo, mantenerse firme en defensa. Aún así, aunque no pasó sobresaltos, no fueron sus mejores 45 minutos ni mucho menos.
Si bien cumplió bien parte de la tarea, la parte defensiva, el equipo de Domínguez se sintió atado y sin frescura de tres cuartos de cancha para adelante, lo que lo llevó a atravesar momentos de imprecisión y falta de claridad. No logró llegar con peligro al arco defendido por Martín Arias y se repartió el dominio con el rival.
Cerro, por su parte, mostró una actitud distinta a la que dejó en el partido de ida y tuvo más la pelota. Fue más empuje que juego, pero batalló e incomodó en su búsqueda por igualar la serie. De todas formas, no logró ser profundo y nunca encontró la manera de imponerse en el partido ni de exigir a Muslera.
No fue el desempeño más convincente del equipo de Eduardo Domínguez. Transitó el partido sin sufrir defensivamente y se limitó a sostener el cero en su arco. Quedó la sensación de que pudo haber hecho algo más y que, si aceleraba, hasta podía llevarse el partido. Aun así, por la ventaja en la ida, se llevó la serie, eliminó al equipo de Martínez y está en cuartos de final de la Copa Libertadores.
Ahora espera, entre los mejores ocho equipos de América, por el ganador de Flamengo o Internacional. Sin lugar a dudas una prueba de fuego para el equipo de Domínguez ya que, al menos en la previa, cualquiera de los dos será mucho más exigente de lo que fue el equipo paraguayo.