Gimnasia aguantó todo lo que pudo, pero no alcanzó. El Lobo lo ganaba por las áreas, gracias al golazo del Pata Castro y a las atajadas del Mono Insfrán, tan claves como la misma volea del ídolo tripero. Sin embargo, sobre el final, no pudo resistir las últimas embestidas de Estudiantes y el Clásico Platense quedó igualado.
El Pincha comenzó mejor que Gimnasia, trató bien la pelota y fue el protagonista principal del partido durante los primeros minutos del encuentro. Por ello, fue un gran mérito para el local ir ganando terreno poco a poco y no desesperarse durante algunos minutos de dudas e imprecisiones.
A base de centros y llegadas de peligro aisladas, con el empuje de la gente, garra y con ciertas licencias defensivas del Pincha, el Lobo comenzó a inclinar la cancha a su favor y se animó más. Así fue como logró romper el cero, gracias a una buena individualidad de Piedrahita y a una gran definición del Pata Castro en el rebote.

Domínguez movió el banco en el entretiempo, rompió la línea de cinco y Estudiantes, nuevamente, se adueñó de la pelota, obligando al local a replegarse en el fondo. Durante los primeros minutos del complemento el equipo de Flores no encontró la forma de contener al rival y sufrió varios minutos de sofocón.
En ellos fue donde surgió la figura de Nelson Insfrán como pilar del equipo para mantener la ventaja. El Mono volvió a taparle un mano a mano a Medina (como en el primer tiempo), reaccionó rápidamente ante un cabezazo de Cetré casi debajo de los tres palos y respondió cada vez que lo llamaron. Salvó en la última, donde no pudo hacer nada.
Cuando parecía que Gimnasia se quedaba con el Clásico y con tres puntos de oro en el Bosque, Estudiantes llegó al empate gracias al gol de Giménez cuando ya casi no quedaba tiempo en el cronómetro. Carrillo bajó la pelota de cabeza y el ex Chacarita, pisando el área chica, no perdonó.

Un empate justo para el desarrollo del partido, ya que el Pincha había hecho méritos para no irse con las manos vacías, pero un golpe de escena para los hinchas y el plantel tripero, que estuvieron a pocos minutos de adueñarse nuevamente de la ciudad.
Un punto para cada uno que no les sirve demasiado, aunque tiene más color para el visitante, que se mantiene en zona de clasificación y que no perdió ante su rival de toda la vida. Para el Lobo, la sensación agridulce de no perder pero de saber que lo tuvo ahí, en las manos, y que se le escapó en la última, perdiendo así una gran chance de meterse entre los ocho mejores.

