Gimnasia se trajo tres puntos de oro de la cancha de River. El equipo de Fernando Zaniratto venció 1 a 0 al de Marcelo Gallardo y dio un gran paso pensando en la permanencia. Y si bien Marcelo Torres marcó el gol albiazul, otra vez fue Nelson Insfrán el encargado de sostenerlo para un festejo inconmesurable, el cual explotó una vez que desvió el penal de Miguel Borja.
Al igual que en Junín ante Sarmiento, el Lobo repitió la fórmula. En este caso, y tras el tanto del ex Boca, con un cobro insólito por parte de Nazareno Arasa para con Gastón Suso, y un nuevo penal atajado por el arquero para hacerse de tres puntos que cotizan en bolsa. Ante esto, bien vale la pena repasar cómo se vivió ese agónico momento, desde distintos ángulos.

En lo que respecta a los jugadores dentro de la cancha, con una clara mezcla entre alegría y bronca. De hecho, se puede obersar cómo Auguto Max como Nicolás Barros Schelotto le festejan en la cara del Arasa lo que fue una atajada que el tripero recordará por un buen tiempo. El resto del equipo, con un abrazo mancomunado para el gran protagonista de la jornada.
Zaniratto, sus colaboradores y los suplentes también hicieron lo propio. Tras la atajada del Mono y el pitazo final del cuestionadísimo Arasa, la alegría se apoderó por completo del banco del Mens Sana. Corridas, festejos, sonrisas y un abrazo del DT interino con cada uno de los protagonistas y en especial con su capitán, gran artífice del triunfo.
En público de River también otorgó otro ángulo a repasar de lo que fue la jugada del fin de semana. De la bronca por el andar del equipo, a los reproches y cánticos, se pasó a la efusividad por la chance de, aunque sea, rescatar una unidad. Sin embargo, lo dicho quedó en la nada por la estirada del nacido en Clorinda hace 30 años.
Lo concreto es que la jornada terminó con sonrisa, alegría y festejo para todo Gimnasia, pero en particular para Nelson Insfrán. De hecho, el Mono, más allá de haber sido la figura y fundamental para tres puntos que acercan al Tripero al objetivo de la permanencia, terminó siendo reconocido por un fanático local. Tal es así que le pidió su pantalón, el cual gentilmente le obsequió. Eso sí, la camiseta de su histórica noche fue para Alejandro Andrada, entrenador de arqueros albiazul.

