Ayer concluyó la Copa del Mundo de básquet femenino, en la que Estados Unidos repitió esa sana costumbre que ha sabido sostener durante las últimas décadas: levantar el trofeo de campeón en el partido decisivo, sin importar el rival ni el escenario.
El equipo femenino norteamericano derrotó a un digno seleccionado de Australia en la Final del Mundial de España. Las oceánicas se mantuvieron en partido durante la primera mitad, pero no pudieron sostener el ritmo en el tercer parcial y lo pagaron con una derrota.
Brittney Griner (15 puntos) fue la máxima goleador de un equipo estadounidense que se mostró sólido como conjunto y tuvo como gran mérito de la noche de Tenerife haber podido controlar a la gran figura rival, Liz Cambage (7 puntos y 14 rebotes).