La venta deBenjamín Domínguez y la lesión de Matías Abaldo resultaron determinantes para entender el flojísimo rendimiento que tuvo el equipo en el segundo semestre del año de Gimnasia. Marcelo Méndez buscó variantes, pero nunca logró a completar un tándem que le dé buenos resultados…
Si bien es cierto que hubo imponderables como lesiones o suspensiones, la clave para entender el bajón de Gimnasia, entre otras cosas, es la venta de Benja. Sucede que el puntero izquierdo se fue tras dejar al equipo clasificado a Cuartos de Final de Copa Argentina y ninguno de los que vino detrás de él pudo al menos acercarse un poco al nivel mostrado.
El gol de Benja Domínguez para el 1-0
La difícil misión de reemplazar a Benjamín Domínguez
El caso emblemático fue el de Norberto Briasco. El Lobo buscó liberarlo de Boca para que reemplace a Domínguez y por ahora la apuesta no funcionó:estuvo más en la camilla que dentro de la cancha. Ante la imposibilidad de contar con el Beto, Méndez tiró a la cancha al pibe Jere Merlo, pero duró apenas media hora: se desgarró y será variante recién el año que viene.
También probó algunos partidos Franco Troyanski, Valentín Rodríguez o Juan Esquivel. Ninguno pareció cumplir con los objetivos y algunos de ellos ni siquiera estarán en el plantel la temporada próxima. En el final del torneo le dio la chance al juvenil Santino Primante, quien habitualmente se desempeña como centro atacante y por características, no pudo acomodarse al rol de extremo, un ejempló es el foul que hizo en cancha de Independiente.
Laso puso el 1-0 para Independiente
El reemplazo de Matías Abaldo, otro problema
Abaldo se lesionó, volvió y se volvió a lesionar. Después de superar diversos problemas personales, el uruguayo tuvo un semestre para el olvido, luego de la lesión que lo marginó del partido ante San Lorenzo.
El entrenador intentó reemplazarlo, preferentemente con Ratu Salazar, pero el ex jugador de Talleres no estuvo a la altura. le costó marcar diferencia y su bueno pegada no siempre fue determinante. La gente le fue perdiendo paciencia y su futuro parece estar lejos del club.
El otro al que empezó a usar Méndez para ocupar el puesto de extremo derecho (alguna vez jugaron Castro o De Blasis dando una mano) fue Manuel Panaro. El pibe tiene una tremenda voluntad pero al día de hoy se lo nota lejos del nivel que puede tener un jugador decisivo en la Primera División.
Así planteadas las cosas, Méndez tomará decisiones importantes de cara al futuro: ¿priorizará la cantidad o buscará mejorar la calidad durante 2025?