La sensación es difícil de explicar, ese aroma a igualdad que se respiró el domingo en el Monumental es nuevo para las integrantes de los dos equipos más grandes de la Argentina y eso no deja de ser llamativo ya que lo que debería ser normal no lo es. River y Boca se enfrentaron por primera vez en el suelo del Antonio Vespusio Liberti y nada volverá a ser lo mismo para ellas, ni para el fútbol femenino que en la Argentina volvió a ganar una batalla, en un contexto que – de todas formas- las ubicó en un territorio no del todo empático.
Para hablar de igualdad acá se debería estar hablando de fútbol y de todo lo que pasó en la tarde del 1 a 1 pero es tan lejana la sensación real de igualdad de oportunidades que necesariamente hay que contextualizar algunos puntos no menores. Para ser un evento de semejante repercusión que pudo haber sumado a miles hubo muy poco público ya que desde la dirgencia de River solamente se entregaron entradas de protocolo para familiares y allegados del plantel local que fueron ubicados en la San Martín Baja y quedó claro también que la utilización del campo de juego se generó por el parate de la Copa de la Liga por Eliminatorias, sino la historia dificilmente hubiese cambiado.
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Desde Núñez han dejado en claro más de una vez que es el propio Marcelo Gallardo quien se niega a compartir el campo de juego para cuidarlo lo más que se pueda en un postura al menos polémica. Ni hablar la cobertura del diario deportivo más popular del país que utilizó una captura de pantalla para ilustrar el acontecimiento.
River 1 – Boca 1: un partido histórico que tuvo de todo
En lo estrictamente deportivo el juego tuvo todo lo que un superclásico reclama: Goles, errores, expulsiones, escaramuzas que le dieron a la tarde de sol un partido que será difícil de olvidar. Tal como había pasado en el masculino un pelotazo que parecía fácil de controlar para Daniela Pontel terminó en una falla grosera que le abrió las puertas del gol tempranero a Amancay Urbani que piso el 1 a 0 para Boca en el comienzo del juego.
Ni bien arrancó el segundo tiempo la falla cambió de bando. Oliveros no se entendió con Sachas y fue Martina Del Trecco la que afinó la punteria para poner el resultado que, a la postre, iba a terminar siendo el final. La expulsión de Mayorga complicó a Boca y calentó un poco el clima con una pequeña escaramuza que murió en ese mismo momento. La historia ya estaba escrita y ahora el deseo vuelve a ser el mismo para River: “ cancha llena y abierta para las pibas“.
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