Ningún 30 de octubre representa un día más en la Argentina desde aquel de 1960, cuando nacía Diego Armando Maradona. Sin embargo, hay uno que quedó marcado a fuego en Gimnasia en particular y en todos los amantes del fútbol en líneas generales. Aquel que tuvo lugar de manera tan emotiva como triste en 2020. Y más precisamente en 60 y 118.
Ese día se dio el regreso oficial del fútbol argentino en pleno contexto de pandemia, con los casos de coronavirus en franca caída, pero con el aislamiento aún como marca de época. Aquella tarde de viernes, el Lobo recibió a Patronato en un Juan Carmelo Zerillo a puertas cerradas para el público en general en el marco de la primera fecha del Grupo 6 de la Copa de la Liga Profesional. Sin embargo, todo lo relacionado a lo futbolístico quedó en un segundo plano.

Al tratarse del cumpleaños número 60 del Diez, Maradona fue el gran protagonista de una jornada imposible de olvidar. Visiblemente desmejorado, ingresó al campo de juego acompañado por Marcelo Tinelli, Claudio Tapia y Gabriel Pellegrino, en una imagen que generó en partes iguales ternura, tristeza y también mucha indignación. Eso sí, con su sonrisa característica y propia del contacto con el verde césped, su motor de vida.
Muy complicado en cuanto a lo físico, permaneció algunos escasos minutos observando el choque del que después se haría cargo Sebastián Méndez, y que terminaría con victoria albiazul por 3-0 con los goles de Johan Carbonero, Maximiliano Coronel y Eric Ramírez. Esa fue su última aparición en público, en una cancha y dejando todo de sí. Incluso para quienes buscaban sacar provecho de eso.


