Este 12 de enero de 2025 nos dejó José Luis Arévalo, un luchador inolvidable que marcó una era en la lucha libre argentina. Su trayectoria fue tan versátil como destacada, construyendo un legado que abarcó desde el mítico espectáculo de Titanes en el Ring hasta su rol como el indiscutido “rey de las pulseadas” en la televisión de Gerardo Sofovich.
José Luis comenzó su carrera en 1967 bajo la tutela de Tobías Giordano, quien al separarse de Titanes en el Ring creó Colosos de la Lucha.
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En sus primeros pasos en el ring, Arévalo dio vida a “Cheyenne”, inspirado en la popular serie de televisión, pero fue su transformación en “El Chino Paw Low” lo que lo consolidó como una figura carismática, gracias a sus marcados rasgos orientales.
En 1977, Martín Karadagián lo convocó a Titanes en el Ring, el espectáculo que definió una generación de luchadores y cautivó a miles de argentinos frente al televisor. Allí debutó como “Salvatore Campisano”, un tosco italiano que combatía descalzo, marcando un contraste con la mayoría de sus colegas. Sin embargo, fue en 1978 cuando encarnó al personaje que definiría su carrera: Kanghai el Mongol.
La furia de Kanghai el Mongol
Inspirado en la leyenda de Genghis Khan, Kanghai era la viva imagen del guerrero mongol: fuerte, rudo y de carácter indomable.
Con el cráneo rasurado y técnicas de combate que mezclaban artes marciales y lucha sabate, Arévalo se convirtió en uno de los “rudos” más temidos de la época.
Participó en Titanes en el Ring durante las temporadas de 1978, 1979, 1980 y 1982, dejando una huella imborrable.
Aunque en 1983 interpretó a “Altan Bulak el Mongol”, un personaje similar, siempre será recordado como Kanghai. Su retorno en 1997, con la misma intensidad que en sus inicios, reafirmó su estatus como una figura icónica de los encordados argentinos.
Un campeón más allá del ring
El legado de José Luis Arévalo no se limitó al mundo de la lucha. En televisión, brilló como juez e instructor en el popular torneo de pulseadas de “La Noche del Domingo”, conducido por Gerardo Sofovich.
Este segmento lo convirtió en el “rey de las pulseadas”, un título que llevaría con orgullo hasta el final de su vida. En 1999, retomó su vínculo con la lucha en el ciclo Campeones del Ring, esta vez como “Arévalo el Campeón de las Pulseadas”, en un guiño a esta faceta de su carrera.
También incursionó en el cine, participando en producciones argentinas impulsadas por el estadounidense Roger Corman. Su versatilidad y presencia imponente lo destacaron en cada uno de los ámbitos en los que trabajó.
El último adiós
Hoy, se da la despedida a un hombre cuya vida estuvo marcada por la pasión, el esfuerzo y la dedicación. José Luis Arévalo será recordado como una leyenda de Titanes en el Ring, un ícono de la lucha libre y un pionero en el entretenimiento televisivo.
Su nombre quedará grabado en la memoria de quienes crecieron viéndolo brillar, ya sea como Kanghai el Mongol o como el invencible campeón de las pulseadas.
¡¡¡Descanse en paz José Luis, tu legado vivirá por siempre!!!
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