Mientras la segunda ola de coronavirus avanza en el país, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) aprobó el ensayo de fase 3 de la vacuna del laboratorio de Canadá Medicago, hecha a base de plantas.
La empresa biofarmacéutica con sede en Quebec y el gigante británico GlaxoSmithKline (GSK) difundieron esta semana los prometedores resultados provisionales de la última fase de su candidata, que será probada en Argentina.
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“La inmunogenicidad, medida por el título de anticuerpos neutralizantes, fue alta, aproximadamente 10 veces más alta que la de un panel de sueros de pacientes que se recuperan de COVID-19“, informó la empresa, y agregó que no se registraron eventos adversos graves relacionados.
“Después de dos dosis, la vacuna candidata con adyuvante indujo fuertes respuestas inmunitarias celulares y de anticuerpos neutralizantes en todos los sujetos, independientemente de su edad ”, dijo Nathalie Landry, vicepresidenta ejecutiva de Asuntos Científicos y Médicos de Medicago.
“Estos resultados nos dan confianza a medida que continuamos avanzando con nuestro ensayo clínico de fase 3. Esperamos agregar otra herramienta en la lucha global contra COVID-19, particularmente cuando la protección cruzada emerge como una consideración importante en los esfuerzos de vacunación en todo el mundo ”, añadió.
Los estudios de fase 3 de la vacuna de Canadá se lanzaron el 16 de marzo de 2021. Los sitios de ensayo actualmente están inscribiendo voluntarios en Canadá, Estados Unidos, Reino Unido y Brasil. En Argentina, los interesados pueden anotarse en el Hospital Militar Central y el centro Mautalen.
Cómo funcionan las vacunas hechas con plantas
Medicago tiene la misión de mejorar la salud pública mundial “utilizando el poder de las plantas”. Fundada en 1999 “con la creencia de que los enfoques innovadores y la investigación rigurosa brindarían nuevas soluciones en la atención médica”, la firma es pionera en terapias derivadas de plantas.
Según explican en su página web, todas las vacunas incluyen una versión segura de un antígeno de la enfermedad que desencadenará una respuesta inmune y acondicionará el cuerpo para defenderse de los encuentros con la enfermedad.
Tradicionalmente, el antígeno se produce matando y dividiendo virus vivos que se ensamblaron y multiplicaron en células primarias, como embriones de pollo o huevos fertilizados, en biorreactores o en levaduras, bacterias o cultivos celulares 1 .
El desarrollo de vacunas derivadas de plantas de Medicago difiere porque utiliza plantas vivas como biorreactores para producir una partícula no infecciosa que imita al virus objetivo, sin el uso de virus vivos.
“Nuestra tecnología patentada Proficia® utiliza plantas de N. benthamiana , que es el hospedador experimental más utilizado en virología vegetal, debido principalmente a la gran cantidad de virus que pueden infectarlo con éxito”, detallan.
Luego, agregan: “Su sistema inmunológico debilitado, resultado de cambios genéticos naturales durante milenios, significa que el material genético puede ser alojado con éxito por la planta y no rechazado”.
Los investigadores de Medicago reciben la secuencia del gen viral antigénico de organizaciones sanitarias mundiales, la sintetizan y la introducen en un vector bacteriano específico de la planta, que luego se multiplica. El proceso sigue los siguientes pasos:
- Infiltración: Las plantas se sumergen en una solución que contiene el vector. Se aplica vacío, forzando el aire a salir de los espacios intracelulares. Se libera el vacío y la diferencia de presión fuerza al vector en la solución a entrar en las hojas (infiltración de vacío).
- Incubación: La maquinaria celular de la planta actúa como minifábricas durante 4-6 días y produce partículas similares a virus (VLP).
- Cosecha: Las plantas se cosechan para extraer las VLP: las hojas se retiran y se mezclan en una solución, de la cual se aísla y extrae el material de la vacuna.
- Purificación: Las VLP se purifican para obtener el material final necesario para la vacuna. Se realizan las pruebas de esterilidad y calidad pertinentes.
“Las plantas no están modificadas genéticamente. Más bien, los procesos celulares naturales de las plantas se aprovechan temporalmente para producir las VLP”, aclaran, y agregan que “la tecnología de vacunas a base de plantas ha demostrado su potencial para contribuir rápidamente a la lucha contra las pandemias”.
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