Junto con la baja de la inflación, el superávit fiscal es una de las principales banderas del gobierno de Javier Milei. A como dé lugar, el libertario busca que la administración pública nacional gaste menos dinero del que le ingresa mensualmente. Lo venía logrando, pero julio enciende las alarmas del ajuste.
Las cifras oficiales del Ministerio de Economía de la Nación muestran que el séptimo mes del año cortó la racha. Efectivamente, en julio hubo un déficit financiero de 600.957 millones de pesos. Lo llamativo es que el resultado primario había sido superavitario, pero en julio se pagaron más de 1500 millones de pesos por intereses de deuda y eso generó el déficit.
Mientras el pago de compromisos externos rompe el equilibrio de las cuentas públicas, las jubilaciones y la obra pública siguen bancando la parada. En julio, el nivel de gastos fue un 23,6 por ciento más bajo de lo que había sido el mismo mes del año pasado. Según un informe del Centro de Economía Política de Argentina (CEPA), el gasto en jubilaciones cayó un 15 por ciento y en obras públicas un 79,1 por ciento.
Para ilustrar este panorama, desde el CEPA explicaron que el gobierno de Milei gastó cuatro veces más en pagar deudas lo que le transfirió a las universidades nacionales o 7 veces y media más de lo que destinó a obras públicas. Como muestra la imagen de arriba, de cada 100 pesos que ajustó 27,7 correspondió a jubilaciones y 22,6 a obra pública.
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A este balance lo completa otro dato preocupante: la baja de los ingresos. Efectivamente, en julio el ingreso de dinero a la administración pública nacional cayó casi 5 puntos (4,9%) ajustado por inflación. Esto se debió “al desplome de la recaudación del IVA (-11,6%) y de los aportes a la seguridad social (-8,2%)”, según explicó el CEPA.
La caída de esos tributos fue “parcialmente compensada” por el aumento exponencial de los derechos de exportación (+150,1%) y del impuesto PAIS (193,2%). De cara a los próximos meses, Milei prometió bajar la alícuota de este último impuesto desde septiembre por lo que los ingresos podrían desplomarse. Así las cosas, para sostener el superávit fiscal debería recortar aún más los gastos. ¿Hay margen?
